“En el fondo, se trata de nuestro amor por la música. Compartir este amor a través de los productos que hacemos es nuestra meta.” Con estas pocas, precisas y muy sentidas palabras definió el “ethos” de Wilson Audio el legendario David A. Wilson II, visionario fundador en 1974 de una marca de cajas acústicas que se ha convertido en sinónimo de excelencia absoluta en reproducción musical en el hogar. La protagonista del presente Blog ejemplifica a la perfección, sin fisuras, este espíritu, como consecuencia de su condición de heredera natural del producto que fundamentó el prestigio de la veterana firma estadounidense: el reverenciado conjunto formado por el monitor compacto WATT y su subwoofer dedicado Puppy.
Tercera declinación de su celebrado modelo Sasha, mejorado en su momento en la geometría de la Sasha 2 y con permiso de la Sasha DAW, esta edición especial creada en honor al recordado David Andrew Wilson es una relativamente compacta caja acústica de inconfundible identidad visual que, a partir de la calculada adición de elementos de ingeniería incorporados en sus hermanas mayores Alexia V, Alexx V y Chronosonic XVX redefine el concepto de realismo sonoro entre las realizaciones de su clase. Por decirlo en términos contundentes, estamos ante un sistema de altavoces que lleva el concepto de alta resolución en audio a unos niveles de refinamiento que invitan a replantear la escucha de música a tamaño natural en la intimidad del hogar. ¡Un logro incontestable!
“A hombros de gigantes”: el valor de un ADN único
Wilson Audio ha convertido en una especie de dogma de fe su compromiso inquebrantable con la “Excelencia en Todas las Cosas”, expresión que a su vez refuerza el clásico y emblemático “Excelencia Auténtica”, lema de la prestigiosa compañía de Provo, Utah. ¿Cómo se cimenta la reputación de una empresa que desde su nacimiento ha estado explorando continuamente los límites de lo que es posible en materia de reproducción de música y cine, con el fin de ofrecer una experiencia auditiva sin parangón? Encontrar la respuesta implica remontarse hasta finales de la década de los 70’ del siglo pasado, cuando David A Wilson estaba refinando sus experimentos con sistemas de altavoces modulares ajustables y descubriendo cómo su enfoque centrado en el dominio del tiempo, revelaba una mayor cantidad de información en las diferentes grabaciones musicales, fuesen del tipo que fuesen.
Gracias al concurso de las herramientas de desarrollo más avanzadas disponibles en cada momento de la trayectoria empresarial de la marca, este legado todavía inspira la innovación de esta última en cajas acústicas sin compromiso. Recordemos al respecto la técnica usada a la hora de conseguir una perfecta focalización en el oyente y, en paralelo, la reconstrucción mimética del escenario correspondiente a cada grabación empleada en la en su momento rompedora (y en muchos aspectos insuperada) Alexandria X-2: el “Aspherical Group Delay” (Retardo de Grupo Asférico), con el que se logra una reproducción natural de las frecuencias contenidas en la música a cualquier nivel de volumen, manteniendo a la vez una dispersión constante. Hay, en definitiva, dos términos a considerar: retardo de grupo y “asférico”.
El primero de ellos es la pendiente de la respuesta en fase y expresa el retardo relativo de las componentes espectrales de una forma de onda compleja, en este caso una señal musical. Por tanto, el retardo de fase describe el retardo de los armónicos de un tono musical con respecto a la frecuencia fundamental. Si dicho intervalo de tiempo es plano, las citadas componentes llegarán simultáneamente a su destino; si hay subidas y descensos en su valor, se producirán retrasos de unas frecuencias con respecto a otras. En otro orden de cosas, se entiende por superficie asférica a aquella lente que tiene más de un radio de curvatura, o sea que su superficie no es parte de una esfera. En óptica (particularmente en los objetivos de tipo gran angular), los elementos esféricos de una lente ayudan a compensar muchas aberraciones debidas a las lentes incluidas en propuestas menos elaboradas.
Pues ahí está otra de las claves de la Alexandria X-2 y, por extensión, de los diseños con estructura modular de Wilson Audio: la capacidad de sus módulos superiores para desplazarse no sólo hacia delante y detrás sino también girar alrededor de su eje polar. En conjunción con las líneas curvas de los paneles laterales y la elaboradísima (de hecho, secreta) selección de las frecuencias de corte de los circuitos de filtrado, esta técnica consigue el equivalente en audio de una única fuente puntual casi perfecta, al “enfocar” (o sea obtener un alineamiento temporal correcto en un amplio abanico de posiciones) al oyente con un grado de precisión imposible de alcanzar con los procedimientos tradicionales.
Sasha V: una referencia absoluta fácil de ubicar en casi cualquier sala
Adoptando, al igual que sus predecesoras, una configuración bass-reflex de 3 vías/4 altavoces constituida por dos bloques independientes ajustables, la última adición al portafolio de Wilson Audio destaca en primer lugar por montar un prodigio en el campo del análisis de microinformaciones: el tweeter Convergent Synergy Carbon (CSC) con cámara posterior de fibra de carbono, esta última construida íntegramente con una impresora 3D, cuya calculada integración con los altavoces de medios y graves conduce a una mejora espectacular en la musicalidad global de la Sasha V. A continuación, un altavoz de medios de 178 mm (7”) QuadraMag con motor magnético de AlNiCo (Aluminio-Níquel-Cobalto) revela con una naturalidad extrema la vertiente dimensional de la escena correspondiente a la gama de frecuencias a la que el oído humano es más sensible. De la Sasha V brilla igualmente con luz propia la singularidad de los materiales usados en la construcción del recinto.
Así, el panel frontal del módulo superior (agudos y medios) combina, en una depurada mezcla, el avanzado Material-S de la compañía estadounidense y elementos adicionales, configurando así una superficie de acoplo altamente estable y de baja resonancia destinada al transductor de medios. Asimismo, el uso de Material-V en puntos estratégicos de la crítica interfaz entre la sección de medios/agudos y la zona superior de la de graves lleva el control de las vibraciones a nuevas cotas de excelsitud, motivo por el que se usa en las ultramodernas puntas de desacoplo ajustables Acoustic Diodes que soportan la totalidad del conjunto. En cuanto a los paneles laterales de la caja que alberga los woofers, están fabricados en Material-X macizo con la particularidad de que su grosor es un 25% superior al de que podemos encontrar en la Sasha y la Sasha 2… dicho compuesto, bien está saberlo, figura igualmente en los refuerzos internos de los dos bloques de la Sasha V.
En lo que concierne a las puntas de desacoplo que figuran en la zona frontal del módulo de medios/agudos, hay que saber que aportan posiciones de ajuste adicionales de las que las Sasha precedentes carecían, siendo el resultado una mayor precisión en el alineamiento temporal (respuesta en fase) y una superior flexibilidad de adaptación en cuanto a posiciones de escucha. La Sasha V incluye vastas mejoras en el ámbito del hardware “accesorio”, caso de terminales de conexión hechos a medida, la placa que alberga las resistencias de ajuste (fabricada en fibra de carbono), el cable V-Cable de las conexiones internas o los condensadores RelCap de última generación con láminas de cobre AudioCapX-WA de la circuitería de filtrado, esta última ejecutada íntegramente a mano con conexionado punto a punto a fin de preservar la pureza de la señal musical.
Un sonido pletórico de naturalidad y resolución… ¡sublime!
Puesto que las Sasha V son palabras mayores, hay que probarlas con un equipo en consonancia. Y así es: dos etapas de potencia monofónicas a válvulas MC3500 MKII de la estadounidense McIntosh, un preamplificador híbrido C12000 (con bloques de audio y alimentación separados) de la misma marca, un reproductor de música en red HiFi Rose RS150B y un giradiscos Brinkmann Spyder con brazo dedicado y cápsula de bobina móvil Ortofon Windfeld Ti, estando las electrónicas cableadas con Transparent Ultra de 6ª Generación y el conjunto etapas/cajas con Transparent Reference de 6ª Generación.
Hay que apuntar en primer lugar que con una respuesta en frecuencia declarada de 20-32.000 Hz (+/-3 dB) las protagonistas del presente Blog deberían exhibir una precisión tonal perfecta y, en efecto, así es. Los 111 kilos de peso de cada caja invitan a realizar un laborioso proceso de ajuste fino de cara a esa focalización en el punto de escucha a la que hacíamos referencia en líneas anteriores, y que es una de las claves del éxito de Wilson Audio entre varias generaciones de entusiastas del High End sin compromiso. A grandes rasgos, puede decirse que el sonido de la Sasha V es el epitome del concepto de resolución, de riqueza armónica extrema, sin sacrificar por ello humanidad ni visión de conjunto. La reconstrucción de la escena propia de cada grabación deslumbra por su minuciosa estratificación, con capas y capas de intérpretes en las tres direcciones del espacio y una aireación soberbia, mientras que no falta nada, absolutamente nada, en extensión/pegada de graves, articulación de la zona media y transparencia de la zona alta. Cierto es que esto ya lo hacían las Sasha precedentes, pero la “V” lo hace todavía mejor.