Al fin y al cabo, hay que recordar que cuando hablamos de videoproyectores pensamos en términos de imágenes a tamaño real, es decir un mínimo de 100 pulgadas (2’54 metros) e, idealmente, 200 pulgadas (lo que corresponde a la hipotenusa de un rectángulo de 4 metros de anchura por 3 de altura). También pensamos en clave de alta definición: idealmente la novísima 4K y, por supuesto, también la “Full”, aunque la “Ready” puede valer perfectamente para 100-120 pulgadas. Y nos estamos refiriendo en todo momento a resoluciones nativas, como mínimo cuando se trabaje con diagonales elevadas, por lo que la capacidad de una determinada pantalla para proporcionar el contraste o la paleta de colores correspondiente a una imagen compleja o “difícil” (negros con fondos oscuros, sin ir más lejos) será esencial a la hora de conseguir esa calidad verdaderamente “cinematográfica” que marca la diferencia del A/V de auténtico nivel.
En consecuencia, puede decirse que hablando en términos de Cine en Casa con mayúsculas, las pantallas de videoproyección empiezan donde acaban los televisores (con permiso de modelos ya disponibles pero muy caros con diagonales del orden de 100 pulgadas) y que, al igual que sucede con los equipos de sonido y la sala en la que están instalados, una electrónica de visualización del máximo nivel acompañada de una pantalla mediocre puede acabar proporcionando unos resultados inferiores a los de un conjunto fuente/videoproyector “terminado” en una pantalla de alta calidad.
Es ahí donde entra en juego la propuesta OS Screen, cuyos productos son la encarnación de la perfección japonesa a todos los niveles para los entusiastas más exigentes de la imagen a tamaño natural.
Dotadas de soluciones únicas tanto en esquemas de apertura y fijación (que permiten garantizar una superficie de proyección perfectamente plana) como en materiales, las pantallas de proyección OS Screen permiten cerrar la cadena de visualización de imágenes con unos niveles excepcionalmente altos de uniformidad en la distribución de puntos de luz que las hacen idóneas incluso para los formatos más potentes utilizados en el ámbito del cine doméstico y profesional (imágenes con resolución 4K y 8K).
Disponibles en una extensa gama de modelos que se caracterizan por el perfeccionismo de su construcción física, su versatilidad, su robustez y el respeto por el medio ambiente de los materiales empleados, las pantallas OS Screen son una opción difícil de igualar a la hora de optimizar el potencial de los mejores videoproyectores del momento por un precio realmente competitivo si se considera su inequívoca apuesta por la excelencia sin compromiso.