
En su condición de caja acústica dedicada en exclusiva a la reproducción de las frecuencias más bajas del espectro de audio, el subwoofer tiene su propia operativa y por lo tanto sus propias reglas. Muy recomendable en determinadas aplicaciones de Alta Fidelidad estereofónica donde se utilizan cajas acústicas con respuesta en graves limitada, y absolutamente imprescindible en la restitución de películas, el altavoz de subgraves sólo rendirá al cien por cien si es debidamente ubicado y ajustado, a lo que hay que sumar una serie de estrategias que se han ido adoptando con el paso de los años en materia de conexionado y número de unidades.
Explicar todo esto con cierto detalle, orientado primordialmente hacia las aplicaciones de Cine en Casa pero sin tecnicismos excesivos, es el objetivo del presente Blog.
Ubicación: cada sala es un mundo
La posición del subwoofer en la sala influye enormemente en la percepción de los graves por parte del oyente. Así, si el altavoz en cuestión está mal colocado puede resultar decepcionante para el oyente, por cuanto puede producir unos graves excesivos o insuficientes. Por regla general, colocar el altavoz de subgraves en una esquina de la habitación dará como resultado un nivel de graves más alto, ya que las paredes actúan como una bocina, amplificando la onda sonora hacia el punto de escucha. Si la comparamos con una ubicación frontal (entre las cajas acústicas delanteras izquierda y derecha) en la que la ganancia en nivel sonoro puede variar fácilmente de simple a doble, la ubicación en una esquina de la sala obliga a regular la frecuencia de corte para que sólo se trabaje por debajo de 80 Hz. El motivo de tal práctica es que en caso contrario el oído localizaría el subwoofer y el sonido parecería proceder del punto en el que se encuentra el altavoz en cuestión y no del centro de la escena sonora.
Esta configuración de filtrado requiere el uso de cajas acústicas que puedan descender eficazmente hasta 80 Hz. Dicho esto, en una sala de escucha que permita una escucha cómoda (¡las dimensiones mandan!) de las octavas inferiores del espectro, se recomienda una ubicación entre las cajas acústicas principales, sin pegarlo a la pared, a la derecha o a la izquierda de la caja acústica central o de la electrónica, pudiendo ser el resultado en términos de sonido diferente con cualquiera de las dos opciones. A modo de “astucia” práctica, en el momento de realizar pruebas vale la pena establecer el corte del amplificador interno en su valor más bajo, a fin de centrar la escucha en el subwoofer propiamente dicho puesto que este registro será el que dependa más de la geometría de la sala de escucha. En paralelo, habrá que situar el nivel volumen del altavoz de subgraves a un nivel excesivo para que podamos detectar más fácilmente las diferencias de calidad sonora en función de su ubicación.
La frecuencia de corte: diferente para Hi-Fi y Cine en Casa
Aunque la motivación que hay detrás de la incorporación de un subwoofer a un equipo de sonido pueda parecer la misma, léase dotar a nuestro equipo de unos graves “perfectos” y por tanto sin limitaciones cualitativas ni cuantitativas, las necesidades de cada aplicación obligan a usar enfoques distintos a la hora de llevar a buen puerto dicha incorporación. Veámoslo todo con un poco de detalle.
*Sistemas de Alta Fidelidad: Aquí, el control de la frecuencia de corte sólo suele utilizarse cuando este último está conectado a un amplificador estereofónico a través de una conexión de nivel alto (terminales de conexión a cajas acústicas o “de altavoz”). En este caso, nuestro amplificador envía al subwoofer una señal de amplia banda pasante que debe filtrarse para que las señales reproducidas por este último y las cajas acústicas se complementen armoniosamente. No deben solaparse, pero tampoco dejar un hueco entre las frecuencias más altas restituidas por el altavoz de subgraves y las más bajas de las cajas acústicas. En los amplificadores estereofónicos equipados con salida de nivel bajo (RCA mono o estéreo) para las octavas inferiores, la señal de audio suele filtrarse a unos 80 ó 100 Hz. Aunque hay que comprobar el manual del amplificador para estar seguro a respecto, en principio el valor del corte puede seleccionarse directamente en el subwoofer. Si la señal de audio no ha sido filtrada previamente, el parámetro mencionado se modifica con el potenciómetro dedicado incorporado en el mismo. Dicho esto, en aplicaciones de Alta Fidelidad es aconsejable situar el filtro interno del subwoofer para que sólo trabaje con señales situadas por debajo del límite inferior de la curva de respuesta de las cajas acústicas que tengamos. La optimización de este proceso sólo puede hacerse de oído.
*Sistemas de Cine en Casa: Aquí todo es mucho más fácil, por lo menos en teoría, puesto que la práctica totalidad de electrónicas de A/V (preamplificadores, amplificadores integrados, receptores) incorporan un filtrado activo de la señal enviada al subwoofer. Esto se puede ajustar a través del menú de configuración de audio de la electrónica que tengamos, sabiendo además que el filtrado incluido en la misma tiene una gran ventaja sobre el integrado en el altavoz de subgraves: el uso de una circuitería totalmente digital con una pendiente de corte muy pronunciada (abrupta) que evita el riesgo de solapamiento entre las señales tratadas por las cajas acústicas y las procesadas por nuestro altavoz de subgraves especializado. En este sentido, es importante señalar que el filtrado integrado en el altavoz de subgraves es menos eficaz, al ser la pendiente de atenuación de la misma progresiva e inducir lo que se conoce como una rotación de fase.
Nivel de volumen y calibración automática: el usuario decide
Aunque ya se sabe que “para gustos, colores”, no es necesariamente aconsejable abusar de los graves, lo que significa que el subwoofer no está pensado para "pegar" todo el rato sino para proporcionar apoyo y profundidad a la experiencia de escucha, lo que significa que un nivel de graves/subgraves excesivamente alto eliminará todo alivio aportado a dicha experiencia por el uso del componente en cuestión. Y ahí es donde entra en juego la calibración automática, incorporada a algunos modelos de gama alta y que con la ayuda de un micrófono permite regular el volumen, la frecuencia de corte y, a veces, incluso la fase en función de las características acústicas de la sala de escucha.
Si nuestro altavoz de subgraves no dispone de esta opción, el sistema de autocalibración de la electrónica de A/V puede encargarse de ello… de hecho, los modelos más recientes, como por ejemplo las excelentes realizaciones de la canadiense Anthem y su tan potente como versátil sistema asistido por ordenador ARC Genesis, modifican la naturaleza de la señal enviada al altavoz en cuestión (ecualización, corte, fase) para reproducir una señal optimizada. Volviendo a la circuitería de filtrado del subwoofer propiamente dicho, el súmmum son los filtros específicamente diseñados para aplicaciones de Cine en Casa que incorporan las generaciones más recientes de REL Acoustics, decano en la materia y una empresa dedicada en exclusiva a los altavoces de subgraves, con la ventaja competitiva que ello conlleva.
Multiplicar el número de subwoofers para lograr el súmmum
Así de entrada puede parecer un estrategia comercial, pero del mismo modo que un subwoofer reduce la “carga de trabajo” de los woofers de las cajas acústicas tanto en estéreo como en multicanal o Cine en Casa, se ha demostrado que el uso de más de dichos altavoces permite reducir la enorme exigencia que se concentra en uno solo, sobre todo en configuraciones opulentas instaladas en salas de grandes dimensiones.
De ahí la creciente incorporación de una doble salida, por lo general de nivel bajo con conector RCA, en muchas electrónicas de A/V. El no va más al respecto lo aporta, de nuevo, la británica REL Acoustics con su exclusivo sistema para apilar varias unidades de sus modelos más elitistas, a fin de dotar de graves a tamaño natural el visionado de las películas más exigentes en salas de grandes dimensiones (del orden de 80 ó 100 metros cuadrados, para entendernos).
Una oferta excepcional y para todos los bolsillos
Como en todo, hay subwoofers y subwoofers, por lo que lo verdaderamente importante es que estén bien diseñados para que puedan adaptarse de manera óptima a las necesidades/exigencias de cada equipo y al presupuesto del usuario.
Y, por supuesto, que estén fabricados por marcas de probada solvencia en términos de calidad constructiva, acabados y fiabilidad. Dicho esto, una selección de modelos más que atractiva podría ser la siguiente: JBL Stage Sub A100P (399 euros), JBL Stage Sub A120P (549 euros), Wharfedale SW-15 (749 euros), REL Acoustics HT/1003 MKII (950 euros), Sonus Faber Gravis II (1.250 euros), REL Acoustics T/7x (1.290 euros), REL Acoustics S/510 (2.790 euros), JBL HDI-1200P (3.199 euros), REL Acoustics 212/SX (5.990 euros) y REL Acoustics Nº31 (7.990 euros).