Excelencia auténtica, sin paliativos
En un mercado tan dado a la exageración interesada y a la fanfarria como es el del audio High End, pocas marcas pueden ser más intachables a la hora de presentar sus credenciales que Wilson Audio. “Excelencia Auténtica”, así reza el lema de la firma de Utah (EE.UU.). Dos palabras que en este caso no son en absoluto pretenciosas porque reflejan una filosofía que se ha respetado desde el primer día y desde el primer producto. Para la ya legendaria compañía fundada por David –Dave- Wilson, conceptos como gama media, compromiso y, por supuesto, mediocridad, están a años luz de su ADN, lo que no significa que sólo fabrique diseños para millonarios. Sucede simplemente que la excelencia auténtica, de verdad, con mayúsculas, tiene un precio, pero la recompensa es generosa: tecnología punta, servicio fastuoso, fiabilidad extrema y pleno disfrute –en la mayoría de casos con redescubrimiento de muchas piezas musicales incluido- de nuestra música favorita (también bandas sonoras en el caso de los cinéfilos).
Todo ello pasa por el potente filtro de exhaustivas sesiones de escuchas llevadas a cabo por el propio David Wilson, responsable último de que un diseño concreto vea o no la luz. A partir de ahí, la aplicación de cada innovación clave –por lo general obtenida durante la puesta a punto de realizaciones de elite- a los diferentes estratos de modelos, que en Wilson Audio siempre se sitúan en el ámbito de las referencias absolutas, permite dotar a los diseños de la firma estadounidense de una personalidad sonora inconfundible. En realidad, que el inspirado fundador y todavía incansable “alma mater” de una marca que se ha convertido en todo un referente siga estando al pie del cañón refinando y re-refinando productos aparentemente muy depurados y, en paralelo, definiendo la línea a seguir por otros de ultimísima generación, nos dice muchas cosas. Y así llegamos a la protagonista de estas líneas, una preciosa caja acústica llamada Alexia que en la última edición del prestigioso certamen High End de Munich impresionó por su dinámica “de directo” y, por supuesto, la calidez y precisión de su sonido.
Cuerpo de Sasha W/P, alma de Alexandria XLF
Sobra decir que la decisión de poner a punto una plataforma totalmente modular partiendo de un recinto tan compacto introdujo complicaciones adicionales que se resolvieron incluyendo el sistema de soporte del módulo del tweeter y el pertinente ajuste del retardo de propagación en el interior de la estructura del módulo de medios. De este modo, la Alexia incorpora una versión compacta de la misma lente acústica –la conocida como tecnología de retardo de grupo asférico- que equipó por vez primera la X-2 Alexandria original y que en la nueva Wilson Audio se materializa en una combinación –en el sistema de módulos de agudos/medios- de una punta cautiva y otras tres de diferentes longitudes que a su vez descansa sobre un bloque de alineamiento de diez pasos idéntico al empleado en el modelo MAXX, pudiendo la totalidad del conjunto puede desplazarse hacia delante/detrás con un total de ocho posibles posiciones de ajuste.
Dinámica y precisión de directo en estado puro
Pero si el “cuerpo” de la Alexia fascina por su modernidad y refinamiento, el “alma” la ubica definitivamente en la galaxia de los muy escogidos productos que se sitúan más allá del bien y del mal. Con una electrónica de ataque y control firmada por D’Agostino, en concreto un par de etapas de potencia monofónicas y el opulento –y novísimo- preamplificador de línea Momentum, y dos espléndidas fuentes digitales niponas (Esoteric K-01 para contenidos en soporte físicos y Marantz NA-11S1 para contenidos procedentes de un Apple Mac Book Pro) las Alexia literalmente “vuelan”, exhibiendo una pegada que podría asociarse tranquilamente con una caja el doble de grande. De hecho, las formidables grabaciones de música clásica contemporánea –interpretadas por formaciones orquestales estadounidenses de primerísimo nivel- grabadas por el mismísimo Director de Exportación de Wilson Audio son reproducidas con una dinámica que corta la respiración.
Y no exageramos: la sensación de directo era tal –gracias a unos contrastes dinámicos espectaculares- que a veces daba la sensación de que las Alexia se iban a desintegrar. Sin embargo, el control de tal vitalidad era férreo, la precisión tímbrica apabullante –nada nuevo en Wilson Audio- y la linealidad de la curva de respuesta en frecuencia subjetiva, inapelable.Todo ello, y también como siempre, con una calidez y una dulzura que invitan a más y más música sea cual sea el soporte utilizado para escucharla. Y un detalle clave: la capacidad de ajuste fino de los bloques móviles, de adaptación al milímetro de la caja a las características de la sala y la ubicación del oyente hacen de la Alexia una caja acústica única –nos atreveríamos a decir revolucionaria- dentro de su categoría que sin lugar a dudas nos permiten afirmar que quien se haga con ella podrá tener la certeza absoluta de que está disfrutando a escala pero en toda su integridad “conceptual” del potencial del no va más de una marca que a su vez es el no va más en materia de cajas acústicas.
En síntesis, un auténtico –por el combinado único de fuerza y elegancia que ofrece al amante del sonido realmente exigente- Ferrari (o Lamborghini, o Aston Martin, como gusten) de la reproducción musical… en todos los aspectos. De acuerdo, hay modelos superiores pero su alma forma parte inequívoca de la leyenda de Wilson Audio y eso es exactamente lo que logra transmitir su sonido. No está mal, la verdad. Nada mal. Más info>>