
Una experiencia sonora increíble que “libera” los graves
Esta semana comentaremos una experiencia que en su momento, cuando nos la propusieron a nosotros, nos pareció bastante inverosímil por lo heterodoxo de su planteamiento. Sí, “fuera de lo ortodoxo” y de los caminos trillados, hasta el punto de que a nosotros, experimentadores vocacionales con nuestros productos donde los haya, en principio nunca se nos habría ocurrido. La idea de fondo que hay detrás de las reflexiones que siguen es aparentemente muy sencilla: ¿es posible que los a menudo maltratados graves puedan alcanzar, sobre todo en los sistemas multicanal, la nobleza que siempre se ha reconocido a medios y agudos?
A ver, no nos confundamos: en el ámbito de la estereofonía, la búsqueda de una reproducción de las octavas inferiores lo más perfecta/natural posible ha motivado sesudos estudios desde los orígenes del audio de alta calidad (estamos hablando de 70/80 años de trabajos). Pero en el caso del sonido multicanal, a veces da la impresión de que aprovechando lo que dan de sí las cajas acústicas empleadas en los canales principales y con la codificación del canal de efectos de sonido envolvente (LFE) y la adición de un buen subwoofer la papeleta queda más o menos bien resuelta. Sin embargo, hay una pregunta importante que hacer en este sentido y que es la siguiente: ¿realmente hay que conformarse para la escucha de un concierto de música en multicanal con el mismo enfoque que damos por satisfactorio para ver una película de acción? Porque, claro, la explosión de una bomba o la erupción de un volcán no da para muchas sutilezas tímbricas, y aunque las hubiera quedarían enmascaradas por el necesariamente salvaje nivel de presión sonora requerido. Por el contrario, los graves de un concierto de rock/pop o una “big band” de jazz, y no digamos ya de un concierto de música sinfónica o una ópera, son una cosa muy diferente, hasta el punto de que parámetros como la profundidad o la sensación sonora envolvente marcan la diferencia entre lo bueno/aceptable y lo mejor/excepcional.
Opciones de configuración únicas
Dicho lo anterior, vayamos al meollo del presente Blog: la demostración de lo que puede hacer una configuración “distinta”, pero a la vez rigurosa y con sentido común para revolucionar la respuesta en graves de un sistema multicanal. Una configuración, y esto es importante subrayarlo, que es posible gracias al especial diseño de los subwoofers elegidos para materializarla: los modelos de la Serie S de REL Acoustics. ¿Y cuál es la particularidad en cuestión? Pues la posibilidad de conectar simultáneamente y ajustar por separado un mismo subwoofer vía señal de nivel alto/nivel de línea, vía de señal LFE, lo que nos permite disponer de subwoofers independientes para cada pareja de canales, así como para el canal central. Observen que se trata de un enfoque nada convencional, pero que tampoco choca frontalmente con las leyes de la lógica del audio aunque, eso sí, comporta un gasto extra en tiempo y dinero que proporciona una recompensa inesperadamente –por positiva y sorprendente- satisfactoria.
La Serie S de REL ha sido desarrollada para reemplazar a la muy apreciada Serie R y que concentra los últimos refinamientos tecnológicos, constructivos –con paneles de MDF de 30 mm de grosor- y estéticos de la reputada marca. El modelo superior es el S5, un elegante e imponente subwoofer activo de enormes prestaciones basado en un depurado esquema activo/pasivo de emisión combinada. Tiene como protagonista un avanzado altavoz activo con cono de aluminio de perfil continuo de 300 mm de diámetro y emisión frontal diseñado para realizar grandes desplazamientos sin distorsión, que es reforzado por un transductor pasivo de idénticas dimensiones y emisión inferior.
Es importante destacar que el uso de un esquema activo/pasivo permite no sólo disponer de un mayor control y una superior extensión sobre las octavas inferiores del espectro con respecto a los tradicionalmente menos elaborados diseños bass-reflex, sino que aporta ventajas sustanciales en términos de ubicación al permitir unas dimensiones más compactas para el recinto. Utiliza, asimismo, un exclusivo amplificador en Clase D de última generación (Next Gen II) de 550 vatios continuos que aseguran que el control del transductor activo se lleve a cabo sin fisuras incluso en las condiciones de funcionamiento más exigentes.
Además, el S5 ofrece al usuario la posibilidad de conexión inalámbrica mediante el robusto sistema Longbow exclusivo de REL, que combina fiabilidad y fidelidad sonora a partes iguales. En lo que respecta a la conexión tradicional, es decir, por cable, el S5 incluye entradas de nivel alto (Neutrik Speakon) y nivel bajo (Línea con conectores RCA + LFE). Una protección electrónica cuidadosamente diseñada garantiza que el S5 pueda funcionar al límite de sus posibilidades (punto de corte a -6 dB en 21 Hz) sin que se dañen sus componentes clave, algo habitual en el Cine en Casa de muy alto nivel.
Por su parte, el modelo intermedio de la nueva familia de subwoofers de REL Acoustics, el S3, utiliza una configuración electroacústica idéntica a la del S5, aunque en este caso con un altavoz activo de 250 mm de diámetro y uno pasivo de 300 mm de diámetro que le permiten exhibir un punto de corte a -6 dB en 22 Hz. El amplificador interno también es de tipo Next Gen II en Clase D, aunque en este caso la potencia de salida es de 350 vatios continuos, mientras que las opciones de conexión por cable e inalámbrica son exactamente las mismas.
En cuanto al S2, benjamín de la Serie S, utiliza la misma configuración electroacústica que sus hermanos mayores aunque con una menor salida de potencia y unas dimensiones más compactas, lo que lo convierten en idóneo para su empleo en ubicaciones particularmente sensibles. El esquema de transductores activo/pasivo empleado consta de altavoces de 250 mm de diámetro en ambos casos, mientras que el amplificador interno es un diseño Next Gen II con funcionamiento en Clase D que entrega 250 vatios continuos. El punto de corte a -6 dB se sitúa en 25 Hz, un registro excepcional en un subwoofer tan compacto. Y, por supuesto, el S2 incluye tomas por cable de nivel alto y nivel bajo, a la vez que es compatible con el sistema de conexión inalámbrica Longbow de REL Acoustics.
Pegada, delicadeza y espaciosidad únicas
Dicho lo anterior, está claro que las características de los REL S permiten establecer las premisas básicas para el “experimento” que comentaremos a continuación: por un lado, homogeneidad conceptual absoluta entre modelos y, por otro, la fundamental posibilidad de mantener simultáneamente una conexión de nivel bajo y una de nivel alto. Así que, ni cortos ni perezosos, nos agenciamos tres REL S, concretamente dos S3 y un S2, para completar un equipo de audio multicanal formado por cinco cajas acústicas, asignando un S3 a las cajas frontales principales (Sonus faber Venere 3.0) y el otro a la caja central (Sonus faber Venere Center), mientras que el S2 lo asignamos a las cajas de efectos posteriores (Sonus faber Venere 2.0).
Como electrónica de control y ataque utilizamos un receptor de A/V Marantz SR7009, usando dos de los canales sobrantes para biamplificar las cajas principales, aunque podríamos haber añadido otro S3 y otra pareja de Venere 2. Como fuente elegimos un lector digital multiformato UD7007, también de Marantz. En cuanto al cableado, van den Hul en su totalidad, con The Arctic para cajas+subwoofers en nivel alto y HDMI Flat HEAC en digital. Una combinación poco ortodoxa, cierto, pero más sensata de lo que parece a simple vista porque, insistimos, nosotros fuimos los primeros en alucinar con ella. El proceso de ajuste, muy laborioso, es una de las claves del “invento”, que a su vez tiene por objeto demostrar la plena validez en multicanal de algo que ya sabíamos por nuestras experiencias con subwoofers en estéreo: que con la conexión de nivel alto se obtiene más información. Así, ajustamos primero, y además a oído, el S3 de las cajas principales escuchando un CD de música, repitiendo el proceso con la caja central y el segundo S3 y, ya para finalizar, con las dos cajas de efectos y el S2. Utilizamos también un sonómetro para afinar, actuando en todo momento sobre los controles de los REL específicamente dedicados a las entradas de nivel alto. ¿Resultado? Pues que todavía no salimos de nuestro asombro después de escuchar varias grabaciones de música en directo sobre soporte Blu-ray. No es fácil de explicar, pero a grandes rasgos lo que nos dejó maravillados es la sensación de inmersión absoluta en la música.
Concretando: unos graves que en vez de impactar contra nuestro cuerpo –habituales en el canal “.1” de los equipos de Cine en Casa- lo envuelven con una fuerza tal que da la impresión de que el sonido se “suelta” al tener nosotros la impresión subjetiva de que los bajos son “más bajos. De hecho, casi se podría decir que tuvimos la sensación de que el límite inferior de la respuesta en frecuencia subjetiva se había extendido unos 5-10 Hz. O, sencillamente, que la octava inferior del espectro era por fin reproducida sin pérdidas A la vista de lo experimentado, empezamos a entender que muchos fabricantes equipen sus electrónicas audiovisuales con dos salidas para subwoofer porque al final resulta que la omnidireccionalidad teórica de los graves no lo es tanto a la hora de la verdad, sobre todo, a nivel subjetivo.Esto, por supuesto, en cine, porque en música hay nuevos parámetros a considerar que a menudo aquél ignora: microcontrastes dinámicos, sutilezas, sensación de intimidad en unos momentos y de expansividad en otros… unos parámetros que, en efecto, la “no procesada” y “no limitada” conexión de nivel alto nos permite tratar con mucha más libertad. Los resultados hablan por sí solos aunque, sinceramente, la única manera de quedar convencido es “estando ahí”.