Un componente que sí marca la diferencia
Si, en Sarte vendemos cables y queremos vender cuantos más mejor. Pero no son las líneas que siguen el producto de una reflexión con objetivos meramente mercantiles. Cuatro décadas y media al servicio de la excelencia en audio nos avalan, por lo que creemos que tenemos derecho a que se nos conceda el beneficio de la duda cuando introducimos el factor pasión en nuestras argumentaciones. Cierto es que los cables, en particular cuando hablamos de diseños complejos y caros, constituyen uno de los ámbitos más peliagudos o, como mínimo, “sensibles” del audio –y también el vídeo- de alta calidad, y en consecuencia objeto de permanentes e inacabables discusiones sobre la realidad de su influencia. Pero no nos engañemos: a las malas, nadie puede negar que existen diferencias audibles importantes entre cables, un argumento lo suficientemente poderoso para investigar y probar cuantos modelos se nos pongan a tiro. Al fin y al cabo, nuestro deber como defensores del máximo realismo sonoro es no renunciar a nada, absolutamente nada, ni siquiera lo aparentemente irrelevante, que se interponga en este objetivo. Y menos aún si los elementos que constituyen nuestro equipo figuran en la elite mundial. En ese caso, renunciar a la perfección sería imperdonable.
Los cables “suenan”
Son muchos los que se preguntan “¿Por qué tanto misterio y tanta parafernalia? Al fin y al cabo un cable no tiene que hacer nada.” Pues resulta que tiene razón, pero sin saber que, para bien o para mal, todos –o casi todos- los cables “hacen” algo. El motivo es bien sencillo: como toda estructura por la que circula corriente eléctrica, un cable tiene lo que se llama “circuito eléctrico equivalente” y por lo tanto una función de transferencia (expresión matemática que relaciona la salida de un circuito con su entrada cuando se le aplica una señal eléctrica). ¿Qué significa esto? En el caso concreto del cable, que tenemos un “componente” susceptible de modificar la composición de la señal entrante (hablamos de composición armónica, que en el caso de una grabación musical puede llegar a ser altamente compleja), por lo que si tal modificación es importante podemos llegar a tener un problema muy grave. Y la verdad es que con las leyes de la física sobre la mesa tal modificación puede producirse puesto que un cable –cualquier cable- se comporta como un filtro (o sea que “deja pasar” unas frecuencias y bloquea/atenúa otras), a la vez que en el mismo se producen –siempre- pérdidas de potencia (que, por lógica, se dan a medida que aumenta la longitud y más en la zona de los graves que en la de los agudos que la primera comporta señales más potentes). O sea que un cable parece poca cosa pero en verdad no lo es (por lo menos a la hora de reproducir música, lo que significa que de su diseño dependerá que esas modificaciones y pérdidas a las que nos acabamos de referir no se produzcan de ningún modo (el ideal teórico) o se reduzcan a su mínima expresión. Está claro, pues, que quien quiera desarrollar un cable para aplicaciones de audio High End tiene mucho de qué preocuparse: material del conductor, material del dieléctrico (aislante), geometría formada por ambos, reducción de la influencia de parámetros como la resistencia serie, la inductancia serie, la capacitancia paralelo, el efecto pelicular (“skin effect”). En síntesis, que los cables desempeñan un papel crítico en todo sistema de audio que se precie, aunque teniendo siempre en cuenta que cada unión entre electrónicas o electrónica-cajas es un mundo y por lo tanto que no siempre el cable óptimo para un sistema determinado lo será para otro.
El enfoque de Transparent Audio: La musicalidad es lo primero
El discurso anterior tiene como propósito comentar nuestras impresiones sobre la versión más evolucionada de un clásico de los cables sin compromiso para la conexión a cajas acústicas: el modelo Reference Speaker de Transparent Audio. Hay fabricantes que juegan con la composición de los materiales conductores y aislantes como principal punto fuerte, otros con la geometría en que unos y otros se disponen entre sí y otros que lo combinan todo. En el caso de Transparent Audio, la línea de trabajo seguida –y ampliamente imitada por sus competidores, lo que significa que funciona- se basa en cuidar la preservación de las delicadas relaciones temporales –la crítica fase- existentes entre las componentes de toda señal musical para que lleguen intactas al oído del oyente, todo ello minimizando las pérdidas de potencia.
De ahí las célebres “cajitas” de los modelos de la marca estadounidense, que albergan circuitos –pasivos; hay fabricantes que optan por emplear elementos activos en sus cables, pero esto lo puede complicar mucho todo- cuyo cometido es precisamente conseguir que curva de respuesta en fase de la señal enviada por el amplificador (en el caso de un cable de conexión a cajas) no sufra la más mínima alteración. En el modelo Reference Speaker, el grado de complejidad asumido tanto por el cable físico –con sus conductores de cobre libre de oxígeno, su dieléctrico y su malla externa- como, sobre todo, por la red de adaptación, es ya notable, aunque el usuario que se lo pueda permitir y “quiera más” siempre tiene la opción –una opción muy sensata para preservar el valor de una inversión notable- de enviar los cables a fábrica y mejorarlos a cualquiera de las dos opciones superiores de la gama Reference, es decir los modelos Reference XL y Reference MM2 (con tecnología derivada del soberbio modelo Opus MM2, para muchos –para nosotros, sin ninguna duda- el mejor cable de audio del mundo). Poco más hay que comentar del Reference Speaker porque el fabricante –que lo hace posible combinando componentes de la máxima calidad con equipos de medición ultramodernos y fabricación artesanal e individualizada- es parco en detalles (cosa por otra parte lógica). Sí hay que decir que, al tacto, la sensación de producto exclusivo es inmediata, a la vez que la caja que alberga la circuitería de corrección/adaptación está completamente sellada en un recinto construido en un material acústicamente neutro.
Realismo a borbotones
La magia, por llamarlo de algún modo, del Reference Speaker Cable (en este caso una unidad con sus buenas 200 horas de rodaje… tema este último fundamental también en cables) se percibe de inmediato cuando lo utilizamos para unir una etapa de potencia Audio Research Reference 150 con una pareja de cajas acústicas Wilson Audio Sophia Series 3 en compañía de un preamplificador Reference 5SE de Audio Research y un reproductor de música en red Marantz NA-11S1. ¿Y cómo lo percibimos? Pues, evidentemente, comparándolo con un modelo emblemático de otra marca muy conocida que, para no herir susceptibilidades, no vamos a mencionar. ¿Y qué aporta el Reference Speaker? En primer lugar, calidez, mucha calidez… sensación de estar en un club de jazz, una sala de conciertos o un teatro lírico con una acústica bien trabajada, para entendernos. Nada de disecciones quirúrgicas sin alma: la sensación de ambiente, posible gracias a la enorme densidad de información espacial proporcionada, hace que el sonido jamás resulte estresante. Más cosas: información, mucha información, con armónicos (antes) ocultos y microcontrastes dinámicos que salen a la luz con una precisión –nervio, limpieza, orden- apabullante que permiten reproducir con holgura lo mejor de cada grabación. Y hay, como consecuencia de todo lo anterior, una impresionante recreación del espacio físico de la grabación original, con instrumentos perfectamente posicionados en anchura, altura –aquí la “entente” Reference 150/Sophia es crucial- e incluso –en este caso el resultado final dependerá de la sala- profundidad. La conclusión de lo que acabamos de decir es bien simple: el Transparent Audio Reference Speaker no tiene nada de “accesorio” en un sistema como el utilizado –y por lo tanto en cualquier otro que se le pueda comparar- sino que se erige, por razones estrictamente objetivas (nada de “Hi-Fi vudú”), en un componente de pleno derecho más del mismo y por lo tanto capaz de marcar diferencias.