
Un “streamer” audiófilo, hipercompleto y asequible
Nos referimos a él como un “streamer” porque es la fuente de audio del momento, pero en realidad el Stream Box DS+ es más, mucho más.En concreto, un combinado de preamplificador con alma audiófila, un procesador digital de audio y un “streamer” propiamente dicho que, montado en uno de los inconfundibles chasis metálicos de la “colección” Box Design de Pro-Ject.
Seduce por su flexibilidad de uso, su potencia operativa y, sobra decirlo, un sonido que refleja las esencias puristas de uno de los grandes democratizadores del audio High End.
Tecnología bien empleada al servicio del mejor sonido
Hay ahora mismo en el mercado montones de “streamers” más o menos completos, desde sencillos DAC’s con conexión a Internet, hasta máquinas muy elaboradas –Marantz, D’Agostino, Esoteric- que pueden desempeñar confortablemente el papel de centro de control en sistemas de audio no ya de altas prestaciones, sino incluso de referencia. En suma, lo previsible en un sector que, pese a su conservadurismo de fondo, ha sido brutalmente espoleado en las formas para ponerse a la hora de Internet, convencido de que las descargas y, sobre todo, el “streaming” de contenidos de muy alta calidad están desempeñando ya un papel crucial en los equipos de un número creciente de usuarios exigentes.
Usuarios exigentes… y, además, tanto de la “vieja” como de la “nueva” escuela, porque el atractivo que supone poder gestionar una colección de música o el acceso a contenidos remotos desde un “smartphone” o una tableta no entiende de edades. Llegados a este punto, nos hacemos la pregunta cuya respuesta es en cierto modo la razón de ser del presente Blog: ¿qué hacer cuando queremos prestaciones y sonido a tope con un presupuesto moderado? Y cuando decimos “sonido a tope” queremos decir de nivel purista, audiófilo… en definitiva, genuinamente High End. Hay que investigar en el campo de la relación calidad/precio bien entendida, en el sentido literal, y es aquí donde brilla con luz propia una marca que no deja de sorprender a todos –usuarios, crítica, distribuidores- por su capacidad por ofrecer, dentro de cada nivel de exigencia y posibilidades, lo “máximo por lo mínimo”: la austriaca Pro-Ject.
Una compañía que se ha convertido en el primer fabricante mundial de giradiscos y que aspira a hacer lo propio con su cada vez más amplia gama de electrónicas de fabulosa relación calidad/precio, presentadas al mundo bajo el paraguas de la marca Box Design. En el ámbito concreto de los componentes digitales hay varios niveles de calidad y precio que van desde los sofisticados modelos RS hasta los sencillísimos Elemental. Justo detrás de la denominada “RS Line”, encontramos la “DS Line”, a la que pertenece el protagonista del presente Blog: el Stream Box DS+.
Sin duda, una de las electrónicas de su clase más interesantes del momento, el Stream Box DS+ destaca por sus compactas dimensiones y, sobre todo, lo cuidado de su construcción, con el chasis y los distintos paneles fabricados en aluminio. De este modo, el conjunto exhibe una muy notable rigidez que, con toda seguridad, tendrá consecuencias directas en el sonido de un producto cuyo principal punto fuerte es la calidad sonora inherente al uso de componentes de grado audiófilo.
Pro-Ject insiste mucho en la funcionalidad del Stream Box DS+, que a nosotros nos parece fantástica, pero que preferimos situar en un segundo plano si tenemos en cuenta las soluciones encaminadas a conseguir un sonido no sólo equiparable al de competidores más caros, sino englobado directamente en la galaxia del High End. Así, vemos que la conversión D/A es confiada a un “chip” de alta precisión bien conocido por la linealidad y transparencia de su sonido: el modelo PCM1796 (24 bits/192 kHz) de la estadounidense Burr-Brown (integrada en Texas Instruments), marca por la que los ingenieros de la empresa liderada por Heinz Lichteneggr sienten una declarada predilección. La potencia del Stream Box DS+ como “streamer” queda confirmada con la compatibilidad con el protocolo IEEE 802.b/g/n para conexión a redes inalámbricas (Wi-Fi), que permite la perfecta –es decir sin “recortes”- reproducción por “streaming” de contenidos grabados a un máximo de 24 bits/192 kHz.
Sobra decir que el Stream Box DS+ se suministra de fábrica listo para acceder a servicios de “streaming” como el popular Spotify, a la vez que está preparado para soportar Spotify Connect (versión de firmware 4.0.61.83 o superior) y su homólogo de alta resolución propuesto por Tidal, una plataforma de interés creciente entre los puristas del audio. El Stream Box DS+ también es compatible con otros servicios de música online como Deezer o Grooveshark, aunque en ese caso tendremos que descargarnos aplicaciones adicionales para integrarlos en el aparato.
En lo que respecta a la compatibilidad con los formatos digitales de archivo más utilizados, el Box Design maneja con solvencia los más habituales, léase el WAV, el AIFF, el FLAC y el WMA9 Lossless, amén del ALAC y el AAC. Volviendo a la parte analógica, la verdad es que el Stream Box DS+ impresiona por la cantidad de componentes discretos de alta calidad que incorpora para que su sección de preamplificación sea digna de tal nombre. Una relación señal/ruido de 110 dB habla alto y claro al respecto, lo que en conjunción con un diseño de baja impedancia –y por tanto alta capacidad de entrega de corriente- garantiza la plena compatibilidad del Box Design con un amplio espectro de etapas de potencia. En este sentido, se dispone de salidas de nivel variable, aunque también de nivel fijo para el caso de que optemos por utilizar un amplificador integrado.
Usabilidad a tope, sonido deslumbrante
En su condición de fuente de sonido de altas prestaciones, el Stream Box DS+ puede ser acompañado por el material que nos apetezca. En nuestro caso concreto, queremos evaluar todo el potencial del aparato, por lo que optamos por conectarlo a dos de las increíbles “minietapas” de potencia –mini en tamaño, que no en garra- Amp Box DS Mono y una pareja de cajas acústicas Sonus Faber Chameleon T. Todo ello unido por cableado Van den Hul en analógico e In-Akustik en digital. Destaca la facilidad con que se llevan a cabo los “prolegómenos” del Stream Box DS+, gracias a la combinación del potente sistema de gestión NetAPI incluido en el aparato de fábrica y la práctica pantalla de visualización, que ocupa un tercio de la superficie del panel frontal. Todo ello sin olvidar la posibilidad de gestión mediante la preceptiva “Control APP”. Por lo demás, la compatibilidad UPnP y DLNA del Box Design asegura una conexión muy robusta, percepción que se traslada con idéntica fuerza al ámbito de la conectividad inalámbrica.
En su condición de “multi-producto”, el Stream Box DS+ destaca en primer lugar por la fuerza que transmite a las etapas de potencia utilizadas, en lo que constituye el signo inequívoco de un diseño analógico en el que la consecución de una dinámica ”nerviosa” tiene la máxima prioridad, algo que por otro lado conecta con el reconocido espíritu de Pro-Ject. Pero es en el ámbito digital donde el Box Design brilla con luz propia, y además, tanto en “streaming”, como reproduciendo archivos de alta resolución desde un ordenador. Y es que el Stream Box DS+ fascina de inmediato por la calidez con que restituye el sonido. Atrás quedaron los tiempos en los que lo analítico se anteponía a la visión de conjunto, siempre más imperfecta pero a la postre más humana. El Box Design, aparentemente modesto pero con sólidas pretensiones para situarse en el podio del High End asequible dentro de los productos de su categoría, no da tregua a la música: a la presencia casi tangible de voces e instrumentos se añade una singular “redondez” en la restitución de la zona media, que convierte la escucha de piezas vocales y corales en un auténtico gozo (aquí la electrónica de amplificación y las cajas utilizadas desempeñan un papel clave). Por otro lado, la zona alta del espectro es desgranada sin piedad, pero sin excesos quirúrgicos, con lo que la escucha de piezas con una gran riqueza en armónicos se lleva a cabo con una naturalidad propia de fuentes digitales (y eso sin tener en cuenta que aquí también tenemos un preamplificador) mucho más caras. Un producto absolutamente recomendable.