El hecho de que sea el modelo más sencillo y asequible de la gama de cajas acústicas de High End más reciente de Sonus Faber no impide a la Olympica Nova I exhibir la inmensa mayoría de las innovaciones incorporadas en sus hermanas mayores. Una coherencia conceptual y formal que se traduce en un carácter tonal único que lleva a renovadas cotas de excelencia la reproducción de música en el hogar a partir de monitores de estantería.
Es la Olympica Nova I una caja exigente en materia de amplificación, cierto, pero lo que nos da a cambio es un sonido en el que la musicalidad, la emotividad, está siempre por delante de esa analiticidad artificial que no pocos fabricantes consideran fundamentales en la reproducción musical en el hogar. Sonus Faber ha vuelto a superarse a sí mismo y, como siempre, lo ha hecho con ese punto de distinción que marca diferencias.
Monitores compactos de High End: un tipo de producto que exige maestría
Tal y como afirmaba un brillante físico británico dedicado durante décadas al diseño de cajas acústicas, “la leyes de la física no se pueden romper, pero sí doblar”. Una frase con su punto de ironía pero que refleja de manera inapelable las restricciones con las que a menudo se encuentran los diseñadores de cajas acústicas cuando hay compromisos de por medio. Uno de dichos compromisos es el precio, por supuesto, pero una vez que elevamos el listón de exigencia los retos a superar son distintos y, por regla general, más difíciles de resolver de un modo plenamente satisfactorio.
En el caso de las cajas acústicas de estantería, la inevitabilidad de utilizar un recinto de dimensiones limitadas implica casi siempre un volumen también limitado y, por tanto, una respuesta en graves insuficiente para reproducir con holgura determinados instrumentos, lo que por otro lado provoca una descompensación de la curva de respuesta en frecuencia subjetiva y afecta a la credibilidad de la reproducción. Aún así, el diseñador inteligente tiene a su alcance herramientas que permiten mitigar casi por completo esta situación si juega bien sus cartas en parámetros como la geometría y materiales del recinto, el transductor empleado, la carga del mismo en dicho recinto y el filtro divisor de frecuencias. Si a ello se suma una experiencia de décadas en el diseño de monitores compactos legendarios, el resultado puede llegar a ser verdaderamente brillante, lo que nos lleva directamente a la protagonista de este Blog: la Sonus Faber Olympica Nova I.
Astucias de ingeniería muy imaginativas realzadas por materiales selectos
Lo primero que hay que decir es que estamos ante un producto singular por cuanto la Olympica Nova I es única caja acústica de estantería de la “colección” Olympica Nova, una serie que adopta los valores que inspiraron a su celebrada antecesora –la Olympica- añadiendo a la vez una respetable cantidad de desarrollos tecnológicos de última hora.
Dicho con otras palabras: Sonus Faber nunca deja al azar ni a imperativos de marketing la puesta a punto de un nuevo producto o la renovación de otro ya existente, lo que significa que la Olympica Nova I tiene algo que aportar. Empezando por la siempre icónica, en Sonus Faber, parte estética, señalemos que los paneles utilizados en la Olympica Nova I están fabricados con ocho capas de madera doblada –en el caso de los paneles laterales, una solución ya clásica para “romper” simetrías potencialmente generadoras de resonancias- y prensada, que proporcionan una rigidez extrema al recinto, en cuyo interior se utilizan nervaduras estructurales cuidadosamente ubicadas a modo de refuerzo para reducir la vibración y manejar la totalidad de la potencia acústica generada por el movimiento de los altavoces. El panel frontal está hecho de madera natural terminada a mano para realzar la totalidad del recinto, habiéndose asimismo aplicado un revestimiento de piel auténtica alrededor de los altavoces de agudos y medios/graves.
Además, la parte exterior del exclusivo puerto bass-reflex Stealth Ultraflex, caracterizado por exhibir un nivel de turbulencias extremadamente bajo, ha sido fabricada a partir de un bloque macizo de aluminio extrusionado. De dicho puerto, fundamental a la hora de comprender la notabilísima respuesta en graves de la Olympica Nova I, es importante destacar que las “aletas” que lo constituyen simulan el perfil de las ondas marinas con el fin de facilitar el flujo de aire que lo atraviesa, controlando a la vez la velocidad del mismo y reduciendo las antes citadas turbulencias, a la postre generadoras de distorsión. En lo que respecta a la tecnología electroacústica empleada, la Olympica Nova I es un sistema de dos vías que monta un tweeter de cúpula de seda de 28 mm de diámetro con tecnología DAD (“Damped Apex Dome”) y estructura mecánica optimizada acompañado de un altavoz de medios/graves de 150 mm. De este segundo transductor es muy importante destacar que deriva del empleado en la colección Homage Tradition de la firma italiana, habiéndose introducido en los mismos varios cambios significativos.
En el caso del “midwoofer”, destaquemos que monta un cono que se beneficia de una sofisticada estructura sándwich en la que dos láminas de pasta de celulosa flanquean un núcleo de espuma sintáctica de última generación. De la gestión de citado conjunto de altavoces se encarga un filtro divisor de frecuencias basado en la exclusiva “Paracross Topology” de Sonus Faber, que gracias a un diseño con respuesta en amplitud y fase optimizada permite reducir de manera sustancial la sensibilidad a las interferencias de radiofrecuencia, mejorando la respuesta a los transitorios y reduciendo el ruido de fondo. Y un detalle final muy a tener en cuenta pese a que es habitual en Sonus Faber: el elegante y refinado soporte metálico Nova Stand hecho a medida para la Olympica Nova I vale realmente la pena.
Transparencia y calidez con el “plus” de dinámica de la nueva Sonus Faber
La moderada sensibilidad de la Olympica I exige cuidar la potencia del amplificador asociado para garantizar unos resultados óptimos, en especial si la sala utilizada tiene unas dimensiones ya respetables, por lo que decidimos jugar sobre seguro combinándola (montada en su soporte de suelo dedicado) con el amplificador integrado estereofónico con conectividad a redes I35 Prisma de Primare. En lo que respecta a la conexión Sonus Faber/Primare, hemos elegido uno de los sensacionales modelos con dieléctrico de aire de la alemana In-Akustik.
De la escucha de la Olympica Nova I hay que señalar, por encima de todo, el equilibrio de su curva tonal subjetiva, con unos graves cuya extensión y control logran impresionar. Es evidente que los ingenieros de Sonus Faber han logrado combinar con maestría recinto, altavoz y filtro para que el todo supere la suma de las partes, a la vez que la transparencia y la perfectamente dosificada dispersión de la zona alta permiten focalizar el sonido con una precisión tal que la escena sonora obtenida impresiona por su naturalidad. La guinda la pone ese “nervio” tan característico en las nuevas generaciones de Sonus Faber que dota a la escucha de un plus de emotividad gracias a la precisa reproducción de los contrastes dinámicos.
No nos equivocamos si decimos que la Olympica Nova I redefine el concepto de monitor compacto genuinamente High End de precio todavía razonable.