Sonus Faber Minima Amator II a prueba
Fecha 9 Julio 2019 Autor ada Tags Sonus Faber

“Producto fundamental”. Así llaman en Sonus Faber a sus realizaciones de la casa inmunes al paso del tiempo. Una de dichas realizaciones, el recordado monitor compacto Minima Amator, acaba de ser cuidadosamente actualizada respetando el diseño y la configuración de base del modelo original para exhibir una personalidad sonora sin precedentes.

Elegante y delicada, pero también enérgica y resolutiva, la Minima Amator II es un prodigio de musicalidad creado para seducir a quienes buscan el alma de sus grabaciones musicales favoritas. Una caja acústica que, sin lugar a dudas, está destinada a convertirse en otro “Producto fundamental”.

 

Monitores compactos: la diferencia está en el diseño acústico

Diseñados para ser ubicados en estanterías o sobre soportes de pie –que pueden o no ser dedicados- los monitores compactos son a menudo la solución favorita de muchos usuarios para completar su sistema de reproducción sonora. Pero esta comodidad tiene a menudo la penalización de una respuesta en graves limitada como consecuencia del menor volumen del recinto acústico empleado y las consiguientemente más pequeñas dimensiones del altavoz dedicado a la tarea. Una carencia a la que se le puede sumar también una capacidad dinámica más limitada. Sin embargo, estos puntos débiles “genéricos”, por decirlo de algún modo, se pueden compensar con un diseño acústico apropiado, lo que comporta llevar a cabo un estudio cuidadoso tanto del altavoz de graves utilizado como del esquema de carga del mismo.

Evidentemente, actuar en consonancia con esta filosofía implica un incremento, que puede llegar a ser sustancial, del presupuesto disponible, pero lo que obtenemos a cambio bien lo merece. A ello hay que sumar uno de los tradicionales puntos fuertes de todo monitor compacto bien concebido: una focalización del sonido propia de la proporcionada por una fuente puntual, lo que a su vez comporta, en especial si utilizamos soportes de pie de la altura correcta, la generación de una imagen sonora espaciosa y creíble, léase proporcionada en anchura, profundidad e incluso altura.

 

Minima Amator II: una pequeña joya al servicio de la música

Sonus Faber tiene una gama lo suficientemente extensa como para proponer, a todos los niveles, productos de nueva generación que superen a los precedentes. Esto significa que la firma de Arcugnano no tiene por qué mirar hacia atrás ni sentir nostalgia a la hora de pensar en nuevos productos.

Pero hay excepciones, porque estamos hablando de una marca encaminada hacia su cuarta década de brillante trayectoria y que desde hace un cuarto de siglo disfruta de un status privilegiado dentro del muy competitivo mercado de las cajas acústicas de alto nivel. Un status que implica la comercialización, durante este tiempo, de productos que han permitido cimentarlo hasta el punto de ser inmunes al paso del tiempo y que en Sonus Faber han bautizado con el nombre de “Productos fundamentales”. La Minima Amator II, protagonista del presente Blog, es uno de dichos productos. Su misión: poner al día la recordada Minima Amator –cuya versión original que vio la luz en 1992- mediante el uso de soluciones técnicas de última hora y mejorarla tanto en prestaciones objetivas como subjetivas.

 

Elegancia atemporal acompañada de tecnología punta

En la Minima Amator II, una estética “vintage” extremadamente respetuosa con la del modelo original se fusiona con el fruto de un proyecto electroacústico específico para ella. ¿El objetivo? Lograr una reproducción del sonido lo más natural posible y hacerlo a la manera de las primeras realizaciones de Sonus Faber.

 

Como marca la tradición en la firma italiana, lo primero que tenemos es un bello y muy compacto recinto construido en madera de nogal maciza, que se completa con un revestimiento de piel aplicado a mano y unas discretas inserciones de latón, todo ello realizado completamente a mano en Italia por artesanos expertos. En el ámbito electroacústico, la Minima Amator II –que forma parte, junto con la Electa Amator III, de la nueva Heritage Collection de Sonus Faber- es un monitor compacto bass-reflex de 2 vías y 2 altavoces que destaca, insistimos en ello, por incorporar soluciones tecnológicas de novísimo cuño.

Así, la reproducción de las frecuencias altas del espectro es confiada a uno de los avanzados tweeters de cúpula de seda de 20 mm DAD (“Damped Apex Dome”) altamente reputados por su resolución extrema. Por su parte, un “midwofer” de última generación con cono de pasta de celulosa y fibras naturales de 150 mm de diámetro e íntegramente diseñado por Sonus Faber, asegura una reproducción precisa y detallada de medios y graves.

 

Un filtro que determina una personalidad sonora única

Al igual que en todas las realizaciones de Sonus Faber, el carácter sonoro de la Minima Amator II viene determinado por la circuitería que gestiona los altavoces antes descritos.  En concreto, se utiliza un filtro divisor de frecuencias basado en la exclusiva topología circuital Paracross Topology de Sonus Faber, que mediante el uso de componentes y circuitos exclusivos garantiza, vía optimización de las curvas de respuesta en amplitud y fase, la mejor capacidad dinámica y el mejor refinamiento sonoro posible

La Minima Amator II se completa con dos juegos de terminales de conexión de alta calidad para facilitar el bicableado, a la vez que puede ubicarse opcionalmente sobre el estilizado soporte de pie de dedicado Carrara, un exclusivo complemento de refinado diseño e inmaculada construcción en el que se utilizan elementos fabricados en el legendario mármol del mismo nombre.

 

En sonido: absolutamente delicioso en todos los sentidos

Combinamos las Minima Amator II –ubicadas sobre sus soportes de suelo dedicados Carrara- con un amplificador integrado a válvulas PrimaLuna EVO 300 funcionando en modo ultralineal (2x42 vatios continuos con válvulas EL34; también se puede trabajar en modo triodo aunque la salida disponible en este caso de 2x24 vatios continuos) y un reproductor de SACD Marantz SA-KI Ruby, todo ello interconectado por Transparent Super de 5ª Generación. Tomando la habitual precaución de precalentar debidamente la electrónica de amplificación, no se puede negar que la Minima Amator II es un prodigio de dulzura y de capacidad analítica bien entendida.

Dicho con otras palabras, de musicalidad en estado puro. De hecho, la respuesta en graves se extiende lo suficiente para hacernos olvidar que estamos trabajando con unas cajas acústicas verdaderamente diminutas y, a la vez, recordarnos la calidad extrema del “midwoofer” y el cuidado puesto en el afinado del filtro divisor de frecuencias. Y por si esto fuera poco, también la gama dinámica hace que la pequeña Sonus Faber exhiba un brío propio de realizaciones mucho más opulentas. Cierto que la Minima Amator se siente más cómoda con piezas ejecutadas con instrumentos acústicos, pero la presentación –armónica y espacial- que hace de la música es soberbia.