Espíritu atemporal al alcance de todos
Hecho completamente a mano siguiendo el espíritu de las grandes electrónicas de la que se conoce como “Edad de Oro de la Alta Fidelidad” –hablamos de las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado- y dotado de una personalidad sonora arrebatadora, el PrimaLuna ProLogue Classic es la demostración perfecta de que la calidad con mayúsculas puede estar al alcance de todos.
Producto franco en su planteamiento y en su ejecución, concentra sin embargo soluciones altamente originales que le permiten no sólo redefinir lo que debe ser un amplificador integrado a válvulas al alcance de todos sino también demostrar que tal amplificador puede competir en calidad sonora, y hacerlo hasta un nivel impensable, con realizaciones mucho más caras.
Aire fresco en el diseño de electrónicas a válvulas
Sobre el papel, el diseño de un amplificador a válvulas viene a ser el típico “sota, caballo y rey”, lo que significa que con una buena selección de ingredientes y la adecuada “organización” de los mismos en una topología circuital más o menos contrastada tenemos ya un producto con cara y ojos.
Si es así, ¿entonces por qué hay tantos y tantos amplificadores a válvulas, de precios tan variados y con unas prestaciones sonoras tan distintas? Pues porque, como en todo, al menos cuando las cosas se quieren hacer bien, los detalles –pequeños y no tan pequeños- acaban marcando la diferencia, hasta el punto de que a medida que dichos detalles aumentan en cantidad y calidad tal diferencia puede llegar a ser notable.
Así, en un amplificador cien por cien a válvulas –puntualizamos porque hay diseños híbridos que combinan dichos dispositivos con otros de estado sólido, es decir transistores- tenemos por un lado las válvulas presentes en las secciones de entrada/ataque, por otro las válvulas de salida o amplificación de potencia y por otro componentes pasivos igualmente relevantes en el sonido como son las resistencias que “polarizan” –es decir que “ponen en su punto de trabajo óptimo”- dichas válvulas –en especial las de salida- o los transformadores de alimentación y salida. Todo ello, por supuesto, sin olvidar elementos aparentemente “secundarios”, pero que en realidad no lo son tanto, como el control de volumen, así como sistemas encaminados a optimizar la vida útil de las válvulas de potencia por cuanto son un tipo de componente sometido a un fuerte desgaste, con lo que ello comporta en términos de coste económico para el usuario a la hora de reemplazarlo cuando dicho componente es de alta calidad.
De hecho, en una electrónica a válvulas incluso aspectos como el cableado interno o el uso o no de placas de circuito impreso pueden acabar influyendo de manera sustancial en el sonido, lo que significa que un diseñador con talento verdaderamente comprometido con su trabajo dispone de un gran margen de maniobra para crear un producto verdaderamente original y por tanto que aporte algo. Evidentemente, la cosa se complica si el parámetro precio tiene una prioridad importante por cuanto hay que tomar decisiones que con toda seguridad influirán en el resultado final. Es precisamente en este complejo sistema de equilibrios donde se siente especialmente a gusto la holandesa PrimaLuna, cuyas muy asequibles –más aún si las comparamos con sus competidores más elitistas- electrónicas a válvulas han conquistado incluso a la crítica especializada más exigente como consecuencia de su excepcional musicalidad. Y si hay un producto que refleja como pocos esta filosofía es el amplificador integrado ProLogue Classic, protagonista del presente Blog.
Versión más evolucionada de las populares electrónicas a válvulas de PrimaLuna, el ProLogue Classic es un compacto –al igual que todas las realizaciones de la marca- y contundente –pesa 17 kilos- producto que ha sido exquisitamente fabricado y terminado a mano sobre la base de un robusto chasis de acero.
La verdad es que no hay que dejarse llevar por la estética entre espartana y “vintage” del aparato a la hora de emitir juicios de valor porque, como se desprende de lo comentado en líneas anteriores, el PrimaLuna es un producto cuya verdadera esencia se encuentra en su interior, que, justo es decirlo, concentra el grueso de la inversión realizada para hacerlo posible. De ahí que el ProLogue Classic destaque muy especialmente por la cuidadosa combinación de componentes y topologías circuitales que le proporciona su singular musicalidad. En el caso de los componentes, tenemos transformadores –tanto de alimentación como de salida- diseñados conjuntamente con especialistas de EE.UU., zócalos de cerámica para las válvulas, control de volumen ALPS, condensadores Solen y Nichicon, diodos ultrarápidos Philips, terminales de conexión a cajas WBT y, por supuesto, válvulas de entrada/ataque (12AX7 y 12AU7) y salida (con posibilidad de elegir entre EL34 y KT88) minuciosamente seleccionados.
Todos ellos con robustas soldaduras punto a punto. En lo que concierne a las topologías circuitales, habría que señalar el circuito “SoftStart” para extender la vida útil de los componentes más sensibles y, sobre todo, el ingenioso y efectivo esquema de polarización adaptativa AutoBias. Del AutoBias habría que decir que es un circuito cuyo cometido es monitorizar y ajustar suavemente la polarización de las válvulas de potencia, reduciendo de este modo drásticamente la distorsión, y que en el ProLogue Classic es acompañado por una nueva y sofisticada circuitería basada en relés de alta precisión que protege los críticos transformadores de salida. También el transformador de alimentación, un componente al que también se ha prestado la máxima atención, dispone de una protección especial desarrollada por PrimaLuna. Su nombre es PTP (“Power Transformer Protection”) y se materializa en un conmutador térmico interno que interrumpe el primario permitiendo que el transformador se enfríe antes de que se produzcan daños en el mismo. A esta protección se suma otra conceptualmente similar para los transformadores de salida que responde a la denominación OTP (“Output Transformer Protection”), lo que convierte al ProLogue Classic en una electrónica extremadamente fiable. Como apuntábamos anteriormente, el PrimaLuna puede funcionar, en función de los gustos del usuario, con válvulas de potencia (2 por canal) EL34 (2x35 vatios continuos) y KT88 (2x40 vatios continuos), para lo que incorpora un práctico conmutador que se encarga de ajustar automáticamente la polarización del dispositivo seleccionado. Hay en este sentido un dato del ProLogie Classic que nos gustaría remarcar por cuanto le permite “conectar” cómodamente con las exigencias del audio digital más avanzado del momento: una respuesta en frecuencia que abarca desde 10 hasta 65.000 Hz (+/-3 dB)
Un sonido de primerísima división
PrimaLuna llama a sus productos “instrumentos de audio asequibles”, y la verdad es que el ProLogue Classis hace honor a tal definición. Para evaluarlo a conciencia, lo hemos combinado –equipado con válvulas de potencia EL34- con su reproductor de discos compactos a juego –y con el que comparte nombre- y un “streamer” NA8005 de Marantz, utilizando como cajas acústicas las efectivas XT 8F de Tannoy y cableado van den Hul.
Lo primero que hay decir es que, como sucede en todas las electrónicas a válvulas bien diseñadas, la potencia real de un aparato como el analizado poco tiene que ver con el de una electrónica transistorizada con las mismas características “objetivas”. Esto hace que, entre otras cosas, la gama dinámica de un producto tan aparentemente “modosito” como el ProLogue Classic sea absolutamente deslumbrante sin que se produzca ningún tipo de crispación en los picos más comprometidos ni de retroceso en la imagen estereofónica. Es precisamente en esta componente espacial donde el PrimaLuna también logra cautivar, con una escena estereofónica muy bien delimitada, algo que se hace palpable durante la escucha de grandes formaciones orquestales. La definición de voces e instrumentos es excelente, con una gran estabilidad de los planos sonoros no sólo de derecha a izquierda sino también en profundidad. Además, en los picos de volumen el ProLogue Classic mantiene su capacidad de discriminación sin que en ningún momento se tenga la impresión de estar rodeados por una especie de “magma” sonoro, preservando siempre la frescura de los timbres sin que se perciban asperezas en la zona media-alta del espectro cuando se producen variaciones rápidas en el nivel de volumen. Las voces están siempre perfectamente centradas, elevándose hacia la zona alta sin ningún tipo de dureza ni compresión súbita de la dinámica. En lo que respecta a los graves, no sólo son generosos y están muy bien delineados, sino que están siempre bajo control, algo muy poco usual en una electrónica de esta clase y precio. Observen que hemos optado por las válvulas de salida EL34, tradicionalmente –aunque en el fondo todo es cuestión de gustos- más suaves en cuanto sonido, aunque todo es cuestión de gustos. Lo decimos porque quien valore particularmente el brío y la garra puede disponer de un plus al respecto sustituyendo los citados dispositivos por una pareja de las más “cañeras” KT88. Y es más: el PrimaLuna da para mucho en términos de maridaje con cajas acústicas, pudiendo combinarse sin problemas con modelos que sobre el papel nadie asociaría a una electrónica de este tipo.