Ortofon TA-110 a prueba
Fecha 21 Junio 2019 Autor ada Tags Ortofon

Celebrada mundialmente por el refinamiento técnico y la musicalidad extrema de sus cápsulas fonocaptoras, Ortofon también diseña y construye con igual pasión brazos de lectura. El TA-110, un diseño equilibrado estáticamente con portacápsulas dedicado, es una perfecta expresión del extraordinario nivel alcanzado por la firma danesa en el campo de la ingeniería mecánica.

Un producto genuinamente High End de sensacional relación calidad/precio –supera cómodamente a diseños dos veces más caros- concebido para formar con la cápsula fonocaptora ese tándem fundamental que, conjuntamente con el sistema giradiscos, permite explorar los surcos de los discos de vinilo con las máximas garantías. Más aún, el TA-110 es extraordinariamente versátil en lo que a compatibilidad se refiere, pudiendo incluso lidiar con cápsulas fonocaptoras de masa elevada. Estamos, en definitiva, ante una nueva muestra del indiscutible y ampliamente celebrado perfeccionismo de Ortofon.

 

Brazo y cápsula: tanto monta, monta tanto

Bien conocida entre los entusiastas del vinilo de toda la vida, la importancia del brazo de lectura es, no obstante, relativamente desconocida o subestimada por muchos aficionados de nuevo cuño. De hecho, en líneas generales se podría decir que del mismo modo que la reproducción sonora en general tiene una “jerarquía” no escrita pero ampliamente aceptada, la lectura de vinilos tiene a su vez la suya propia, que en este caso sería giradiscos en sí/brazo de lectura/cápsula fonocaptora. Lo que acabamos de decir tiene una gran trascendencia, porque implica que, para un giradiscos dado, el sonido será superior con un brazo a la altura y una cápsula inferior que el revés. Por lo tanto, brazo y cápsula forman una pareja que debe compenetrarse a la perfección para seguir el surco del disco, entre otros motivos porque ejercen simultáneamente fuerza uno sobre el otro. La fuerza de la cápsula sobre el brazo y que arrastra a este último para seguir el citado surco, se llama compliancia y se expresa en mm/N.

Por su parte, la fuerza del brazo sobre la cápsula se ejerce verticalmente y no es sino ¡el peso del brazo! A fin de evitar “derrapes”, por regla general se debe contar con una compliancia superior a 14 para un brazo que pese menos de 10 gramos, una compliancia de 10 para uno que pese hasta 25 gramos y una compliancia inferior a 10 para los brazos que pesen más de 25 gramos. Evidentemente, cuando hablamos de peso del brazo nos referimos a su masa efectiva, es decir, a la que incide realmente en el proceso de lectura, no el peso “bruto” del brazo tal cual.

 

Parámetros en juego para que todo llegue a buen puerto

Sobra decir que un brazo de lectura debe minimizar la distorsión provocada por el recorrido de la aguja de la cápsula a través del surco del disco, que por su parte puede estar perturbado por defectos de fabricación, suciedad, etc. Tampoco hay que olvidar que los flancos izquierdo y derecho del surco corresponden cada uno a un canal de audio. También necesitaremos que el brazo haga gala de una cierta rigidez para evitar al máximo las vibraciones parásitas, así como las resonancias. De ahí los diferentes materiales utilizados en los brazos de lectura disponibles en el mercado: fibra de carbono, aluminio, aleaciones metálicas, etc. Y, evidentemente, el brazo deberá permitir el ajuste de una serie de parámetros concretos con el fin de optimizar la lectura: nos referimos al ángulo de ataque, el ángulo de pista vertical o VTA, la fuerza de apoyo vertical o VTF y el antideslizamiento o antiskating. Veamos lo que significa cada término.

 

El ángulo de ataque se ajusta actuando sobre la altura del brazo para lograr que la cápsula sea lo más paralela posible al disco. Por su parte, el VTA es el ángulo que forma la punta lectora con el plano del disco, mientras que la VTF es la fuerza ejercida de manera efectiva por la aguja sobre el disco. Ya para finalizar, el antiskating es una fuerza que se ejerce para que la lectura no se desequilibre hacia un canal –o la cápsula “patine” hacia el eje de giro- debido a la rotación del disco.

 

T-110: superioridad de Ortofon en ingeniería mecánica

Parece lógico que la condición de Ortofon como líder mundial en el ámbito de las cápsulas fonocaptoras animara en su momento a la firma danesa a “completar el círculo”, desarrollando brazos no optimizados no sólo para aquéllas, sino también perfectamente compatibles con cápsulas de otros fabricantes. Y, en efecto, así fue, con brazos soberbiamente diseñados y construidos que han hecho las delicias de varias generaciones de aficionados y que gozan de un especial predicamento en un mercado tan exigente como el japonés. Y así llegamos al protagonista del presente Blog, el TA-110, un brazo de 9 pulgadas –lo que implica una longitud efectiva de 231 mm- equilibrado estáticamente (geometría en “S”). Como no podía ser de otro modo, el TA-110 se aprovecha del reconocido dominio de Ortofon en los muy sofisticados campos de la ciencia y la tecnología de los materiales, incorporando varios elementos fabricados en los compuestos basados en goma técnica, desarrollados por la marca con el fin último de maximizar la calidad sonora reduciendo de manera drástica las vibraciones. Uno de dichos elementos está situado en una zona estratégica del tubo en “L” de aluminio, para romper simetrías potencialmente favorecedoras de vibración y, en paralelo, ajustar el nivel de amortiguamiento/absorción deseado. De este modo, el tubo del TA-110 exhibe un nivel de fatiga mucho menor al de otros diseños, siendo además compatible con un amplio espectro de cápsulas fonocaptoras.

Fiel a la tradición de Ortofon, el TA-110 incorpora un portacápsulas desmontable de muy alta precisión, que facilita la plena compatibilidad incluso con cápsulas de elevada masa, como las legendarias SPU de la firma escandinava. De hecho, la coletilla “alta precisión” tiene aquí un significado muy especial porque, una vez fijado dicho portacápsulas al brazo, la rigidez del conjunto es perfectamente comparable a la de los mejores diseños “monopieza”. Del TA-110 también hay que destacar la versatilidad de los ajustes que pone en manos del usuario, caso de la altura o la fuerza de apoyo, y el hecho de que se suministra de serie con un cable de conexión Ortofon 6NX TSW-1000, detalle nada banal por cuanto se trata de una realización firmada por la hiperpurista división nipona de la marca escandinava.

 

Precisión tonal, transparencia y vitalidad extremas

A nivel práctico, un aspecto del TA-110 que merece la pena destacar por todo lo alto es la calidad de la información suministrada por Ortofon para montarlo en el giradiscos de nuestra elección. En nuestro caso optamos por el muy versátil –admite varios brazos- Brinkmann Spyder, mientras que como cápsula elegimos la excelente Ortofon MC Cadenza Blue, todo ello completado por un amplificador integrado Brinkmann Integrated, un preamplificador de fono EAT E-Glo Petit, una pareja de cajas acústicas Sonus Faber Electa Amator III y cables Transparent Super de 5ª Generación (uniones EAT-Brinkmann y Sonus Faber-Brinkmann).
Del TA-110 impacta inmediatamente la precisión extrema con que sigue el surco del vinilo, una especie de ballet delicadísimo, hasta el punto de dar la sensación de que el brazo no está, dejando todo el protagonismo a la cápsula fonocaptora. Pero la verdad es que el Ortofon sí está, y mucho, porque tal ausencia es debida a la calidad de los ajustes que integra, que permiten a la punta lectora proporcionar la sensación visual de estar clavada en el surco durante la exploración del mismos. Gracias a ello, se refuerza la sensación de espacialidad al maximizarse la separación entre canales, a la vez que la “interferencia” en la personalidad tímbrica –los graves son inmensos- de la cápsula utilizada es virtualmente nula, confirmando la polivalencia de un diseño que se aprovecha de años y años de experiencia y que, como consecuencia de ello, exhibe una relación calidad/precio difícil de igualar.