
Pocas veces un único producto ha logrado seducirnos en tantos ámbitos como el Audiolab Omnia, una estilizadísima electrónica que hace honor a su nombre concentrando lo mejor de una marca que desde el primer momento supo marcar diferencias gracias a la inteligencia de su tecnología, su contundente apuesta por la calidad de los componentes, el atractivo de su diseño industrial y ¡cómo no! su incuestionable musicalidad.
Auténtico y genuino “todo en uno” exquisitamente presentado, el Omnia es una solución perfecta para quienes desean entrar en el universo de la Alta Fidelidad por la puerta grande sin las complicaciones inherentes al uso de componentes separados.
Y además tanto con fuentes analógicas como digitales clásicas o digitales modernas, con el añadido de la cada vez más solicitada homologación Roon –en este caso Roon Tested, la más exigente de todas- para gestionar tanto el acceso a contenidos digitales remotos como la clasificación de los mismos en función de múltiples criterios.
Sistemas “todo en uno”: una propuesta seductora en la que hay que saber elegir
Lo primero que hay que saber sobre los sistemas “todo en uno” es que durante años no gozaron del favor de los aficionados más exigentes precisamente por su propia esencia: equipos que, como mínimo, concentran todas las funcionalidades de audio en un único recinto con la finalidad de simplificar su configuración e instalación, minimizar el espacio que ocupan y, por supuesto, el precio.
Esto significa, entre otras cosas, tener circuitos de preamplificación, amplificación de potencia, gestión de la conectividad y fuentes literalmente pegados uno al lado del otro, con el añadido de la fuente de alimentación, un subsistema que si no está bien diseñado (topología, selección y aislamiento de componentes “sensibles”) puede influir negativamente en el funcionamiento de algunos o incluso la totalidad de los circuitos mencionados.
Todo ello sin hablar de limitaciones en parámetros como la potencia de salida o la fundamental relación señal/ruido. Lógicamente, lo que acabamos de decir concierne a todos los sistemas “todo en uno” existentes, es decir, los que incluyen cajas acústicas y los que no, siendo la única diferencia que en el segundo caso el usuario tiene la opción de elegir las cajas acústicas. Quizá el panorama que acabamos de describir parezca un poco sombrío, pero la realidad es que sólo pretende situar el texto en su contexto. Y es que, como no nos cansamos de decir, una cosa es hacer algo y otra es hacerla bien. En el caso de los sistemas “todo en uno”, la cuestión radica en afinar la concepción a todos los niveles, a la vez que asignar los recursos suficientes para que cada “subcomponente” del conjunto exhiba unas prestaciones comparables a las que tendría por separado. Y esto es exactamente lo que consigue con Matrícula de Honor el novísimo Omnia de la británica Audiolab, una electrónica que no pasa desapercibida como consecuencia de una estética logradísima que es acompañada por una calidad de fabricación sensacional.
Una electrónica “multicomponente” a la altura de la reputación de Audiolab
A nivel visual, no se puede negar que el Omnia es una verdadera preciosidad. Pero lo realmente interesante es que esta misma percepción es la que tenemos cuando echamos un vistazo a su inmaculadamente ejecutado interior, porque es justo en ese instante cuando constatamos la maestría con la que los ingenieros de Audiolab han logrado integrar en un recinto de dimensiones más que “amables” con cualquier decoración de interiores, varios de los productos que ahora mismo componen su catálogo. Varias son las opciones posibles en este sentido, pero así de entrada puede decirse que el Omnia alberga en su interior un preamplificador (y además con sección de fono incluida), una etapa de potencia, una mecánica de transporte CD, un DAC, un streamer y un amplificador de auriculares, todo ello con el añadido de conectividad de alto nivel tanto por cables como sin cables.
Para entendernos, un bien calculado cóctel de modelos tan celebrados como el amplificador integrado con streamer 6000A Play, el procesador digital de audio M-DAC+ y la mecánica de transporte para discos compactos 6000CDT, por citar una de las combinaciones más interesantes de las varias posibles.
Puesto que Audiolab es conocida por la musicalidad de su sonido, destacaremos en primer lugar que el Omnia incluye una etapa de amplificación de potencia configurada en Clase AB que entrega 2x50 vatios continuos sobre 8 ohmios o 2x75 vatios continuos sobre 4 ohmios, todo ello acompañado por una muy respetable –para un producto de este tipo- capacidad de entrega de corriente (hasta 9 amperios).
De dicha etapa hay que señalar que utiliza una topología con Realimentación Complementaria (CFB) para maximizar la linealidad y garantizar una estabilidad térmica excepcional, al hacer que la corriente en vacío sea independiente de la temperatura de los transistores de salida.
Todo ello es apoyado por un sistema de alimentación que combina un transformador toroidal de 200 VA con una batería de condensadores que suman una capacidad total de 60.000 uF, lo que significa que el Omnia está en condiciones de entregar cómodamente no sólo su potencia nominal, sino los picos requeridos para satisfacer exigencias dinámicas puntuales. Pasando a la sección digital del Audiolab, hay que saber que la sección DAC está basada en uno de los sofisticados “chips” de conversión D/A ESS9038 Q2M SABRE con tecnología de 32 bits de la estadounidense ESS Technology, un componente muy apreciado por la firma británica por su excepcional precisión y las prestaciones de los esquemas exclusivos que incorpora para, por ejemplo, minimizar el “jitter”. A efectos prácticos, esto se traduce en una funcionalidad USB-DAC que en el caso del Omnia es compatible con lo más granado de la actual “Hi-Res” digital, es decir, los archivos PCM hasta 32 bits/768 kHz, sus homólogos DSD hasta DSD512 y los cada vez más demandados –por cortesía del servicio de música online TIDAL- MQA.
El Omnia también incorpora streaming inalámbrico (hasta 24 bits/192 kHz) vía DTS Play-Fi, todo un clásico en los Audiolab de última generación, siendo asimismo compatible Bluetooth 5.0 e incluso con giradiscos equipados con cápsulas de imán móvil (MM). Pero todavía no hemos terminado, ya que los amantes del audio digital más clásicos tienen en el bloque de transporte CD del Omnia una herramienta perfecta para redescubrir sus discos compactos favoritos, al combinar dicho bloque un esquema de carga por ranura con una etapa separadora que minimiza de manera drástica los errores de lectura. El Omnia se completa con un amplificador de auriculares dedicado con topología de realimentación de corriente y elevada velocidad de respuesta, una magnífica pantalla de visualización LCD con tecnología IPS y, la guinda que celebrarán los entusiastas del audio digital de última generación, la homologación Roon Tested.
Musicalidad inequívocamente Audiolab con una versatilidad única
La capacidad dinámica del Omnia da para mucho a la hora de seleccionar las cajas acústicas asociadas, por lo que lo probamos con un par de columnas Wharfedale EVO4.4, utilizando como fuente analógica el espléndido giradiscos Debut PRO de la austriaca Pro-Ject. En cuanto al cableado, In-Akustik en cajas y Pro-Ject en giradiscos. Absolutamente fabuloso en lo que respecta a su facilidad de configuración, el Omnia es no sólo un genuino “todo en uno”, sino un “multi-Audiolab” como la copa de un pino a la hora de reproducir todo tipo de contenidos.
¿Qué habría que destacar? De entrada, una curva tonal y una capacidad dinámica idénticas a las del amplificador integrado estereofónico 6000A, lo que significa calidez en la restitución de voces e instrumentos, definición en la reproducción de las microinformaciones y unos graves exquisitos. Y esto, por supuesto, tanto en digital como en analógico, a la vez que nos impresiona el poderío del amplificador de auriculares como consecuencia de su capacidad para atacar con autoridad incluso modelos de impedancia elevada (más de 300 ohmios). Por otro lado, la pantalla de visualización del Omnia no sólo ayuda a controlar y monitorizar eficazmente el estado operativo del aparato, sino que contribuye a realzar aún más su incuestionable atractivo físico y por lo tanto su integración en todo tipo de espacios.