La que bien puede considerarse como una versión miniaturizada de la exquisita L82 Classic es una caja acústica que nos ha seducido por su tremenda musicalidad a todos los niveles pese a lo diminuto de su tamaño. Una proeza que sin ninguna duda es consecuencia directa de las economías de escala que se puede permitir una marca como JBL, cuyo poderío en el ámbito profesional está en el origen de una política de “vasos comunicantes” que ha hecho posible el producto que protagoniza el presente Blog: el minimonitor o monitor ultracompacto L52 Classic.
Por otro lado, la presencia del término “Classic” refleja una conexión especial con la mejor tradición de una firma que el año pasado celebró el 75º aniversario de su fundación, una tradición redefinida en su momento con el exclusivo “supermonitor” de tres vías L100 Classic (edición actualizada de la legendaria L100 Century, comercializada en 1970) y posteriormente democratizada con la L82 Classic.
Un Minimonitor sensacional.
Para muchos amantes del sonido, las limitaciones de espacio para instalar el equipo de sus sueños pesan como una losa, en especial si la calidad verdaderamente importa. La solución, en lo que a cajas acústicas se refiere, son los modelos diseñados para ser instalados en estanterías, muebles o soportes dedicados. Si están correctamente diseñados, tales sistemas de altavoces no tienen por qué exhibir limitaciones críticas en términos de calidad sonora, salvo que sus dimensiones sean tan comedidas que entren en conflicto directo con las leyes de la física. ¿Qué significa esto?
Pues que a partir de un determinado volumen de recinto, la respuesta en graves decrece progresivamente, un hecho inevitable pero que no obstante se puede corregir actuando sobre el correspondiente transductor, ya que, a falta de más volumen de caja, un altavoz que combine un cono de alta rigidez y baja masa con un motor magnético de alta potencia puede desplazar más aire que otro menos dotado.
A ello se le puede sumar la extensión en graves adicional que comporta el uso de una carga bass-reflex con el correspondiente puerto bien diseñado, siendo el resultado una respuesta a las frecuencias más bajas comparable a la de una buena columna en el caso de los monitores con recintos y woofers generosos –caso de la JBL L100 Classic o la Wharfedale Elysian 2- y entre muy buena y aceptable a medida que el volumen del recinto acústico decrece. Hay asimismo un tercer parámetro que debe ser considerado: los componentes utilizados en el filtro divisor de frecuencias, fundamentales a la hora de sacar todo el jugo a los altavoces de cualquier caja acústica en su condición de responsable último a la hora de “integrarlos”.
Ya en un terreno más práctico, el uso de un soporte dedicado (o, a las malas, la ubicación en un mueble o estante de tal modo que el tweeter esté situado a la altura de nuestros oídos en el punto de escucha) puede llegar a contribuir de manera sustancial a optimizar la respuesta en graves de cualquier monitor compacto. Todo lo que acabamos de decir se complica cuando el recinto del monitor en cuestión es realmente pequeño, quedando aquí la solución en manos del saber hacer de su diseñador.
Un magnífico ejemplo de que el reto que acabamos de plantear puede llegar a buen puerto lo encontramos en la L52 Classic de JBL, sin lugar a dudas uno de los minimonitores más interesantes que hemos tenido la ocasión de escuchar gracias al combinado de tecnología, prestaciones y precio que ofrece.
L52 Classic: una L82 Classic miniaturizada con alma genuinamente JBL
Con 196’6 mm de ancho por 330’2 mm de alto y 216’2 mm de profundidad, la L52 Classic pertenece por derecho propio al universo de los minimonitores. Por otro lado, una estética que bebe del inconfundible diseño industrial de sus hermanas mayores, las magníficas L100 Classic y L82 Classic, la hace particularmente atractiva para quienes buscan ese toque de atemporalidad “vintage” que caracteriza a los grandes clásicos del audio. De la L52 Classic hay que destacar en primer lugar que ha sido diseñada y construida en las reputadas instalaciones que JBL posee en Northridge, California. En términos de configuración electroacústica, lo que tenemos es una caja acústica bass-reflex de dos vías con puerto frontal. En lo que respecta a los altavoces, monta un “midwoofer” de 130 mm de diámetro con cono de pulpa pura y un tweeter de cúpula de titanio de 20 mm con guía de ondas dedicada para optimizar la dispersión.
Dicho con otras palabras, la L52 Classic confía su parte más “sensible” a elementos tecnológicos de JBL ampliamente contrastados tanto en su concepción como en su ejecución, motivo por lo que incluso puede utilizarse como monitor de campo cercano en un estudio de grabación. En este sentido hay que señalar que el conjunto de transductores mencionado se completa con un filtro divisor de frecuencias de alta calidad ejecutado con componentes de grado audiófilo, que garantiza una perfecta integración de la curva de respuesta en frecuencia, convirtiendo de este modo a la pequeña JBL en una de las realizaciones de su clase más atractivas (el punto de corte inferior a -6 dB se sitúa en 47 Hz, un registro más que notable) del mercado mundial. Concebida para ser incluso montada en una pared, la L52 Classic destaca asimismo por una polivalencia que la hace perfecta tanto para configurar sistemas estereofónicos de alta calidad en espacios reducidos como para reproducir los canales posteriores de un sistema de Cine en Casa. A nivel de estética, la JBL combina un recinto de MDF terminado en chapas de madera de nogal auténtico y la icónica rejilla protectora de espuma Quadrex de la firma estadounidense.
Sonido vital, con pegada y un elegante punto de calidez