“Musical Fidelity rinde tributo a una leyenda”. Con esta escueta frase, la veterana y prestigiosa firma británica, que ha encontrado una segunda y fructífera vida bajo el paraguas de la potente firma austriaca Pro-Ject Audio Systems, presenta la cuidadísima reedición de un giradiscos que vio la luz en 2004 y en cuyo desarrollo intervinieron los fundadores de ambas marcas, los visionarios y respetados Anthony Michaelson y Heinz Lichtenegger respectivamente.
El nuevo producto, de nombre M8xTT (los dos primeros caracteres indican que forma parte de la elitista Serie 8 de Musical Fidelity) deslumbra inmediatamente por una vistosidad formal motivada por el uso de una estructura constituida por dos “pisos” de metacrilato transparente de gran grosor. Pero hay más, mucho más, porque en perfecta armonía con esta estética vanguardista y atemporal encontramos una serie de elementos que certifican la condición de este magnífico lector de vinilos como fuente de audio de última generación. En suma, una realización de auténtica referencia en la que la precisión extrema de la construcción mecánica y la sofisticación del motor de tracción y la circuitería de control de la velocidad de giro se dan magistralmente la mano. El resultado es una transcripción de la música grabada en el más longevo y respetado de los formatos físicos de audio que cautiva por su indiscutible autoridad.
Equilibrando forma y función al servicio de la lectura de vinilos sin compromiso
Hay en el mercado mundial giradiscos con una estética muy audaz que, en ocasiones, se antepone a la misión que debe realizar dicho componente en un equipo de reproducción musical: la captación, por parte del conjunto formado por brazo de lectura y cápsula fonocaptora, de las informaciones y microinformaciones contenidas en los surcos de un disco de vinilo. Se supone que captación sin influencias ni perturbaciones, y ahí es donde cada fabricante tiene que demostrar su maestría cuando diseña un giradiscos, en especial si la componente visual importa (por los motivos que sean), ya que si se desea que el proceso llegue a buen puerto es fundamental que la forma (es decir el “continente”) esté siempre al servicio de la función (el “contenido”).
Si además dicha fuente analógica debe realizar su cometido sin ningún tipo de compromiso, los parámetros a considerar serán más en número y también más exigentes. En línea con la norma intocable en audio de altos vuelos, habrá que buscar que el todo supere la suma de las partes y así nuestro lector de vinilos podrá marcar la diferencia. ¿Y cuál debería ser el punto de partida? Sin ninguna duda, la “inmunización” del subsistema de lectura frente a esas interferencias externas a las que antes hacíamos referencia, léase el denominado, por el visionario fundador del actual número uno mundial en ventas de giradiscos, “control de las vibraciones”. Esto implica utilizar materiales, que bien de por sí, bien junto a otros en mezclas cuidadosamente elaboradas absorban cualquier posible vibración susceptible de ser transmitida en mayor o menor medida al subsistema de lectura propiamente dicho, y en consecuencia, perjudiquen el sonido: dicho con otras palabras, que sean escrupulosamente “neutros” desde el punto de vista mecánico y acústico.
¿Y qué componentes son susceptibles de verse afectados por esta operativa? La verdad es que, en mayor o menor medida, aquellos que constituyen un giradiscos: el chasis, los pies que lo soportan, el plato (y, en caso de que lo haya, el “subplatter”) y el motor (ya que sus posibles vibraciones son susceptibles de influir en el sistema de transmisión, ya sea por correa o directa) o el brazo (bien suministrado de serie bien montado más adelante si es de otra marca). Armonizando debidamente este pequeño pero complejo puzzle lograremos que la escucha de nuestros vinilos favoritos se sitúa simple y llanamente en otra dimensión.
M8xTT: un atractivo irresistible en lo visual que se traslada al sonido
El respetado Anthony Michaelson, fundador de Musical Fidelity, consideraba que la reproducción de la música debía ser a tamaño natural, cálida y contundente, a la vez que repleta de detalles y colores. Una idea reflejada en sus amplificadores y que en 2002 se expandió, con el asesoramiento de Heinz Lichtenegger (que en 1991 fundó Pro-Ject Audio Systems) al ámbito de los giradiscos a través del celebrado M1, un opulento lector de vinilos con tracción por correa, basado en la unión de masa inerte y aleaciones metálicas con un doble chasis de metacrilato libre de resonancias, que vio la luz en 2004.
El M8xTT, protagonista del presente Blog, pone al día ese excepcional producto compaginando la misma filosofía de diseño con una serie de aportaciones técnicas destinadas a incrementar su reconocida expresividad musical. Dicho esto, el primer elemento a considerar es un brazo de lectura de 10 pulgadas (254 mm) de nuevo desarrollo con una resonancia ultra-baja, equipado con un anillo de giro transparente y un tubo cónico de aluminio. Además, la fuerza de apoyo vertical (VTA) y el azimut son completamente ajustables y se dispone de dos contrapesos con amortiguamiento interno de TPE (un compuesto sintético muy efectivo en la absorción de vibraciones) a fin de permitir el uso de cápsulas fonocaptoras de peso comprendido entre 6 y 20 gramos. A su vez, el motor de tracción descansa sobre una espuma especial situada en el nivel inferior del chasis de metacrilato con el objetivo de desacoplarlo del plato y el brazo, mientras que una correa de silicona especialmente tratada se encarga de transmitir el giro (33 y 45 rpm) con una estabilidad absoluta gracias a un sofisticado control electrónico de la velocidad.
Es interesante al respecto señalar que el plato consta de dos pisos o bloques, está fabricado en aluminio con un amortiguamiento interno de TPE, al que se añaden inserciones estratégicamente dispuestas que mejoran el efecto “volante de inercia” y aportan de este modo estabilidad extra a la rotación por medios puramente mecánicos. También los cuatro pies de alta masa ajustables que soportan la estructura han sido objeto de una atención especial, armonizado aluminio amortiguado con, de nuevo, TPE y un soporte magnético que los conecta a las dos bases de metacrilato. Sobra decir que el M8xTT está íntegramente diseñado y construido (a mano, en sintonía con el mejor High End) en Europa e incluye conectores RCA y XLR destinados a optimizar la conexión a su preamplificador o etapa de fono y un robusto prensador de disco fabricado en aluminio y una elegante esterilla de piel que, además de realzar el innegable atractivo visual del Musical Fidelity, aportan su granito de arena a la calidad sonora global.
La escucha: rozando la perfección
Probamos el M8xTT, equipado con una cápsula de bobina móvil Ortofon MC Cadenza Black, en compañía de un amplificador integrado estereofónico híbrido con DAC McIntosh MA12000 y una pareja de cajas acústicas Sonus Faber Serafino G2, encargándose de las diferentes uniones el magnífico Transparent Ultra de 6ª Generación. Dejando aparte la belleza plástica (a la que resulta difícil sustraerse) de esta imponente fuente analógica, impresiona en primer lugar la precisión con que se efectúan los “reglajes” encaminados a optimizar la relación con la cápsula fonocaptora y el nivel de silencio durante la rotación del disco.
Más impactante aún es la extraordinaria calidad del desacoplo aportado por la estructura de dos pisos del chasis, a la que sin duda contribuye de manera considerable la precisión intrínseca de los dispositivos metálicos que los interconectan. Con estas premisas, llegamos a un sonido líquido, fluido, poderosamente humano, al que no sólo no le falta nada, sino que está perfectamente dosificado, empezando por un extremo grave visceral y musical, continuando con unas voces de sensacional presencia y finalizando con unos agudos inmensamente ricos en detalles no sólo armónicos, sino también espaciales, cualidad esta última que aporta aireación y hace que la escena sonora creada esté, en sintonía con los cánones del audio High End, perfectamente distribuida en las tres dimensiones del espacio. A modo de conclusión, saludamos con entusiasmo esta brillante actualización puesta a punto por Musical Fidelity para la decana de sus fuentes analógicas. Una maravilla se mire por donde se mire.