McIntosh ML1 MkII
McIntosh ML1 MkII a prueba
Fecha 11 Diciembre 2023 Autor ada Tags McIntosh

A punto de cumplir el 75º aniversario de su fundación, la legendaria firma estadounidense McIntosh está demostrando su excelente estado de forma con un catálogo que no acaba de crecer, en el que tienen cabida desde creaciones de ultimísima generación equipados con lo último en tecnología hasta cuidadas actualizaciones de grandes clásicos, estos últimos convertidos por derecho propio en iconos del audio de todos los tiempos y que de buena medida han cimentado el prestigio de la marca de Binghamton.

McIntosh ML1 MkII

La última de dichas actualizaciones, presentada en sociedad en el marco de los salones del prestigioso Hotel Kempinsky aprovechando la celebración de la 40ª edición del certamen Munich High End, es sustancialmente distinta de las que han visto la luz hasta la fecha, al no tratarse de una electrónica, sino de una caja acústica. Una caja acústica singular, por supuesto, ya que se trata de una edición ambiciosamente puesta al día del primer sistema de altavoces comercializado por McIntosh: el “supermonitor” ML1, que vio la luz por vez primera en el ya lejano 1970. Con un porte innegablemente aristocrático que entronca con el de su ilustre predecesora, la ML1 MkII enamora por la calidez de una presentación sonora que se beneficia de los últimos adelantos en electroacústica, manteniendo una concepción de base altamente compleja.

 

Suspensión acústica: una receta innovadora ¡en 1954! que mantiene su validez

Si echamos un vistazo rápido al vastísimo repertorio de cajas acústicas para aplicaciones domésticas de alta calidad disponibles en el mercado mundial, nos daremos cuenta de que la inmensa mayoría, con la excepción de un número respetable de subwoofers, funciona según el principio bass-reflex, cuya traducción rigurosa es “reflector de bajos”. Pero hay también otro sistema alternativo denominado suspensión acústica, que se utiliza mucho menos, al requerir potencias de amplificación superiores e implicar que su estructura trabaje con un recinto completamente sellado que mengua de manera sustancial la sensibilidad de la caja acústica afectada.

McIntosh ML1 MkII

Sin embargo, cuando fue planteada en el plano teórico por Edgar Vichur en 1954 y materializada en un producto comercial en 1960, la suspensión acústica supuso un gran avance en materia de musicalidad con respecto a las suspensiones rígidas empleadas en los motores de los altavoces que equipaban las cajas acústicas aquel entonces. En palabras de su creador, “El primer objetivo de diseño de la suspensión acústica es, por encima de la uniformidad de la curva de respuesta en frecuencia, la reducción del tamaño del recinto y la extensión de la respuesta en graves, disminuir de manera significativa la distorsión en las octavas inferiores que hasta ahora se había tolerado en cajas acústicas.”

McIntosh ML1 MkII

En definitiva, la idea subyacente de esta configuración no era otra que aprovechar el aire de un recinto cerrado con el fin de que haga de “muelle” (de ahí el término suspensión) para controlar el desplazamiento del transductor. Lógicamente, la oposición al movimiento del cono ejercida por el “muelle” acústico en cuestión hace que se requiera una mayor potencia de ataque a la hora de conseguir los objetivos antes mencionados, una exigencia que tenía implicaciones presupuestarias importantes en 1960 aunque no en la actual era de la potencia “a la carta”.

 

Un lujoso sistema de altavoces “de otra época” inteligentemente replanteado

Lo primero que hay que recordar de la protagonista del presente Blog es que no sólo su planteamiento de base era muy rompedor en su época, sino que su sonido sobresalía por una inusual combinación de capacidad dinámica y extensión de la respuesta de graves. Dejó de producirse en 1977 y sin embargo 46 años después McIntosh ha decidido ponerla al día en la forma de la ML1 MkII, una distinguida caja acústica de tipo “supermonitor” con soporte dedicado, que armoniza a la perfección una estética “vintage” inspirada en la de su predecesora con tecnología de vanguardia. Dotada con una configuración de 4 vías/5 altavoces, la McIntosh monta un woofer con cono de polipropileno de 305 mm (12”), dos “midwoofers” con cono también de polipropileno de 102 mm (4”), un “midtweeter” de cúpula blanda de 51 mm (2”) y uno de los sofisticados tweeters con cúpula de titanio de 19 mm (0’75”) empleados en las espectaculares cajas acústicas XR50 y XR100 de la firma neoyorquina.

McIntosh ML1 MkII

Entre los refinamientos técnicos clave de la ML1 MkII habría que señalar en primer lugar el circuito magnético del woofer, de nombre Low Distortion High Performance (LD/HP), que rebaja de manera sustancial la distorsión e incrementa la capacidad de manejo de potencia y la eficiencia, hasta el ofrecer unas prestaciones comparables con las de un sistema dos veces más grande. Otra característica clave es la placa metálica en la que están montados de manera simétrica los tres altavoces de medios y el tweeter, una astucia que permite a dichos transductores estar muy cerca entre sí, siendo el resultado una imagen sonora de mayor precisión y una escena sonora mejor estructurada.

McIntosh ML1 MkII

Todo lo dicho nos lleva a otro elemento fundamental de esta excepcional caja acústica: la circuitería responsable de gestionar la compleja combinación de transductores que alberga y materializada en un filtro divisor de frecuencias formado por dos secciones separadas orientado a maximizar las prestaciones y la durabilidad. Un filtro en el que se emplean componentes con especificaciones sobredimensionadas, a fin de asegurar una elevada capacidad de manejo de potencia y un elaborado sistema de autoprotección electrónica. En sintonía con la época actual, la ML1 MkII está equipada con dos pares (facilitando así la biamplificación o el bicableado) de los exclusivos terminales de conexión Solid Cinch de McIntosh, estando su recinto y su pie dedicado construidos en maderas naturales de origen estadounidense que les confieren su porte aristocrático.

 

La escucha: un sonido con carácter que “gusta” a la música

Clasicismo obliga, probamos las ML1 MkII con el conjunto formado por la etapa de potencia estereofónica a válvulas MC275 MkVI y el preamplificador cien por cien analógico a válvulas C22 MkV, ambos de McIntosh, siendo las fuentes un giradiscos Pro-Ject RPM 10 Carbon con cápsula de bobina móvil Ortofon MC Cadenza Blue y un reproductor de música en red HiFi Rose RS150B. En cuanto al cableado, Pro-Ject en fono y Transparent Super de 6ª Generación en el resto.

McIntosh ML1 MkII

En línea con un sistema de altavoces basado en el principio de la suspensión acústica, la ML1 MkII necesita ser bien alimentada, ergo en función de las dimensiones de la sala la configuración descrita podría modificarse bien añadiendo otra MC275 MkVI y puenteando las dos unidades en mono, bien sustituyendo la etapa de potencia de marras por una de tipo “solid state” de superior contundencia… ¡cuestión de gustos y presupuesto porque por opciones que no quede! Dicho esto, hay que reconocer que la apariencia clásica del renovado “supermonitor” de McIntosh no está en “sintonía” con su sonido, cuya incisividad y extensión en términos de curva de respuesta en frecuencia (el fabricante anuncia 27-45.000 Hz, +/-3 dB) recuerdan de entrada al High End de hoy en día que a un sistema de altavoces comercializado en 1970. De ahí que la ML1 MkII se desenvuelva magníficamente con el audio digital “Hi-Res”, conservando en paralelo ese punto aterciopelado de las realizaciones de la época que vio nacer a su predecesora, sensación corroborada con una autoridad extrema por la reproducción de todo tipo de grabaciones en soporte vinílico. La guinda la pone una presentación espacial muy acertada por cortesía de la disposición de los transductores en el panel frontal y de la calculada inclinación del soporte dedicado.