McIntosh C22
McIntosh C22 a prueba
Fecha 29 Septiembre 2021 Autor ada Tags McIntosh

No cabe ninguna duda de que el McIntosh C22 es uno de los preamplificadores estereofónicos más musicales –amén de bonitos- de la historia del audio doméstico de alta calidad. Una electrónica cien por cien analógica y cien por cien a válvulas que sin embargo mantiene intacto su atractivo en todos los sentidos con el plus emocional inherente a un producto cuya versión original vio la luz nada menos que en 1963.

c22 mcintosh

Equipado con una extensa dotación de entradas entre las que figuran tomas separadas para giradiscos equipados con cápsulas de bobina móvil (MC) e imán móvil (MM), el C22 (C22 MkV hablando en términos estrictos) fascina por la cálida y precisa restitución que procura a todo tipo de géneros musicales, a lo que añade un punto de relajación que invita a disfrutar de sesiones de escucha de muy larga duración. Un producto exclusivo que marca verdaderamente la diferencia gracias al saber hacer y la experiencia únicas de una marca que ha sabido mantenerse en la cúspide del audio prácticamente desde el mismo instante de su fundación.

 

La importancia fundamental del preamplificador

Para no pocos aficionados, la pregunta del millón a la hora de configurar un sistema de reproducción musical es: ¿por qué utilizar un preamplificador? Antes de entrar en materia, veamos las premisas: la amplificación de potencia hace que la señal musical sea lo suficientemente potente como para ser utilizada por las cajas acústicas, lógicamente con la máxima linealidad y la mínima distorsión posibles. Sin embargo, amplificar la totalidad de señal de audio significa amplificar también el ruido, es decir, todas las perturbaciones no deseadas contenidas en dicha señal.

mc intosh c22

En concreto, amplificar sin preamplificador implica la aparición de un ruido constante de tipo "zumbido" en la música, el ruido residual. El preamplificador aumenta la relación señal/ruido al amplificar sólo la parte relevante de la señal, es decir, la música, y entregarla a la etapa de potencia. Por lo tanto, si logramos diseñar un preamplificador con una buena relación señal/ruido podremos captar mejor las microinformaciones contenidas en el mensaje musical. A ello hay que añadir el hecho de que la mayoría de preamplificadores también aportan una coloración particular, confiriendo cierta calidez al mensaje musical. Esta coloración, fruto de las diferentes distorsiones armónicas, o su ausencia total en un preamplificador supuestamente ideal, transparente (lo que se conoce como cable con ganancia), puede tener una importancia capital según el tipo de música que se escuche, la etapa de potencia y las cajas acústicas empleadas, amén de nuestros propios gustos musicales.

McIntosh C22

Esto nos lleva a una realidad muy interesante: sabemos que en la música incluso las diferencias más sutiles pueden provocar grandes cambios, ya sea el ángulo de colocación de un micrófono o el tipo de madera de una guitarra, por lo que, naturalmente, un preamplificador a válvulas tendrá unas cualidades diferentes con respecto a las de uno a transistores. Así, un preamplificador a válvulas tiende a tener una calidez y una suavidad de la que a menudo carecen no pocos diseños de estado sólido. El motivo tiene que ver con el funcionamiento de las válvulas de vacío, que crea una distorsión sutil basada en armónicos (múltiplos de una determinada frecuencia/nota) pares, mucho más agradables para nuestros que los armónicos impares.

 

C22 MkV: un mito permanentemente renovado que continúa fascinando

Lo primero que hay que decir del C22 es que su versión original fue introducida en el mercado desde 1963 hasta 1972. Más adelante, concretamente en 1995, se puso a punto una edición conmemorativa en honor de Frank McIntosh que se mantuvo en el mercado hasta 1998. El protagonista del presente Blog es nada menos que la cuarta reencarnación –versión MkV- de este superclásico de la preamplificación a válvulas al que acabamos de hacer referencia. Descendiente directo del también preamplificador a válvulas C70, el C22 MkV marca diferencias de inmediato gracias a un inconfundible panel frontal que combina aluminio con vidrio tratado.

McIntosh C22

Incluye un total de seis válvulas de vacío (una 12AT7 y cinco 12AXA) que pueden verse a través de un panel de vidrio situado en la zona superior del aparato, así como una completa dotación de controles y conmutadores clásicos que se complementan con indicadores luminosos de tipo LED para informar sobre la selección de la fuente de entrada y el nivel de volumen. En concreto, el McIntosh incorpora un total de siete entradas distribuidas en dos balanceadas, tres no balanceadas y dos de fono para giradiscos equipados con cápsulas de imán móvil (MM) o de bobina móvil (MC), a las que hay que sumar dos juegos de salidas con conectores RCA y XLR. El C22 MkV se completa con una toma de auriculares alimentada por el exclusivo Headphone Crossfeed Director (HXD), que garantiza la compatibilidad con todo tipo de auriculares añadiendo a la vez una dimensión extra a la música.

McIntosh C22

El C22 MkV también incluye ajustes para la impedancia y la capacitancia de las entradas de fono con el fin de aceptar giradiscos equipados con un amplio espectro de cápsulas fonocaptoras. Del McIntosh habría que destacar asimismo la calidad de los registros que exhibe en parámetros tan significativos para la reproducción musical de altos vuelos como son la respuesta en frecuencia (15-100.000 Hz, +0 dB, -3 dB) o la relación señal/ruido (100 dB en Línea, 75 dB/Fono MM y 75 dB/Fono MC).

 

Un sonido sencillamente delicioso

Probamos el C22 MkV en compañía de la fantástica etapa de potencia estereofónica a válvulas MC1502 de la propia McIntosh y una pareja de cajas acústicas Wilson Audio Sabrina X, utilizando como fuentes un giradiscos Pro-Ject RPM 10 Carbon con cápsula de bobina móvil Ortofon MC Cadenza Blue y un reproductor de CD/SACD con funcionalidad DAC integrada Esoteric K-05Xs. El cableado, Transparent Ultra de 5ª Generación en interconexión y fono e In-Akustik Referenz LS-204 XL Micro Air en conexión a cajas acústicas. Como es preceptivo en las electrónicas a válvulas, ponemos en marcha los dos McIntosh un buen par de horas antes de realizar nuestras pruebas de escucha.

sabrina x wilson audio

El resultado, prodigioso en calidez -¡faltaría más!- y sensación de presencia física de los instrumentos, pero también de capacidad de análisis de microinformaciones, con el añadido de una capacidad dinámica a la que sin duda contribuye la tradicional agilidad de los sistemas de altavoces firmados por Wilson Audio. Especialmente deliciosa es la sección de fono gracias a su capacidad para ofrecer una estética sonora muy relajada en la que los acordes de los diferentes instrumentos y la articulación y textura de las voces ayudan a crear una sensación de directo, de “estar ahí”, que encaja con la mejor tradición de los preamplificadores a válvulas. Es por ello que el C22 MkV se reafirma en su condición de centro de control genuinamente High End, una condición en la que sin duda permanecerá durante largos años.