Leak Sandwich 250
Leak Sandwich 250 a prueba
Fecha 30 Enero 2024 Autor ada Tags Leak

La renovada, pero veteranísima Leak (ya que fue fundada en 1934), sin ninguna duda uno de los nombres emblemáticos del audio “british” de todos los tiempos, acaba de expandir su cuidada propuesta, formada hasta ahora sólo por electrónicas, al ámbito de las cajas acústicas. Y lo ha hecho siguiendo la misma filosofía: reevaluando a conciencia una creación icónica, dotarla con lo último en tecnología y llegar de este modo a un producto que multiplica las prestaciones del original respetando a la vez sus esencias.

Leak Sandwich 250

Hablamos del “supermonitor” de 3 vías Sandwich, comercializado en 1961 y del que hay que destacar que fue revolucionario en su tiempo, al atacar de raíz problemas inherentes a los sistemas de altavoces existentes en aquel entonces (especialmente en lo correspondiente a la estructura de los conos) mediante el uso de principios de ingeniería y diseño aplicados a los fuselajes. Bautizada con el nombre de Sandwich 250, la protagonista del presente Blog es fruto directo del trabajo de uno de los equipos de diseño acústico más dinámicos y prestigiosos del momento, el dirigido por el reputado Peter Comeau, lo que por sí solo garantiza unas cotas de excelencia en transductores, materiales, circuitería de filtrado y calidad constructiva a las que muy pocos fabricantes tienen acceso y ofrecerlas por un precio difícil de batir.

 

Estructura sandwich en altavoces: un “clásico” del audio plenamente vigente

Si queremos comprender el alcance de este desarrollo, hay que tener en cuenta en primer lugar que la inmensa mayoría de altavoces empleados para reproducir las zonas de frecuencias medias y bajas del espectro de audio son de tipo electrodinámico, es decir, formados por un elemento móvil o diafragma, normalmente en forma de cono, que es impulsado por un motor magnético constituido por un imán y una bobina móvil, esta última solidaria a dicho cono.

Leak Sandwich 250

La lógica de la restitución sonora dicta que la respuesta del sistema descrito a la señal eléctrica enviada por el amplificador (la música) debe ser extremadamente rápida y fiel, lo que nos lleva a la conclusión de que cuanto mayor sea la rigidez del citado diafragma más nos iremos acercando al comportamiento deseado, por cuanto se minimiza la distorsión. La estructura sándwich, cuyo nombre explica por sí sólo su composición, fue, y continúa siendo, una solución particularmente efectiva de cara al problema que acabamos de plantear. Y la verdad es que no es para menos, ya que se trata de una innovación fundamental si tenemos en cuenta que a la hora de reducir drásticamente la distorsión es necesario que el movimiento del cono de un altavoz siga lo más precisamente posible las señales aplicadas a la bobina móvil del mismo. La habilidad de la corriente a la hora de seguir sin errores dichos impulsos depende de la ligereza y la rigidez del conjunto que soporta el citado cono, ergo de los materiales usados en su ejecución.

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Así, por regla general muchos diafragmas convencionales de papel, tejido impregnado, plástico, aluminio, etc. exhiben una rigidez baja, siendo el resultado la presencia de vibraciones en áreas significativas de los mismos que no son controladas por la bobina móvil y generan distorsiones de amplitud (picos y caídas en la respuesta en frecuencia) y de intermodulación (pérdida de claridad de los tonos espurios). Pues bien: todas estas limitaciones son subsanadas por la  configuración sandwich, dejando de este modo muy claro las implicaciones de la misma en la transcripción del sonido.

 

Sandwich 250: innovación puntera (¡y asequible!) en dinámica y transparencia

Hace 62 años, la británica Leak fue pionera en la introducción del revolucionario concepto que acabamos de describir. Lo hizo con una caja acústica que hacía honor a esa idea, la Sandwich, que acaba de ser totalmente reimaginada gracias a las enseñanzas de casi siete décadas de investigación y desarrollo en electroacústica. El resultado es el protagonista del presente Blog, el imponente monitor (técnicamente de estantería, aunque sus generosas dimensiones sugieren una instalación sobre soportes de suelo adecuados) de 3 vías Sandwich 250, cuyos transductores son, evidentemente, su rasgo diferenciador clave.

Leak Sandwich 250

Así, los conos de los transductores encargados de las frecuencias medias (108 mm) y bajas (280 mm) del espectro constan un revestimiento de aluminio extremadamente rígido en las superficies externas (donde las fatigas son mayores) y un núcleo de gran grosor, concretamente de una espuma estructural basada en polimetacrilato, (PMI) y que es habitual en las industrias aeroespacial y de la automoción. A partir de ahí, el uso de una mezcla precisa y en la proporción óptima de los elementos apropiados aporta una rigidez inmensa a dicho componente, que se traduce, en sintonía con nuestros anteriores comentarios, en una transcripción exenta de rupturas mecánicas (y las distorsiones asociadas a las mismas) de la señal inyectada en la bobina móvil. Como consecuencia de ello, se obtiene una curva de respuesta en frecuencia subjetiva excepcionalmente suave, complementada por un excelente comportamiento en el tratamiento de esos transitorios que tan a menudo son la esencia de la música. También el tweeter de la Sandwich 250, de cúpula textil de 300 con revestimiento especial, ha sido objeto de un intenso proceso de revisión, incorporando una cámara posterior con amortiguamiento interno con el objetivo de absorber la onda trasera del transductor.

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Esta innovación no sólo aísla el altavoz de agudos del resto de la caja acústica, sino que tiene el beneficio adicional de reducir la frecuencia de resonancia del mismo, algo que a su vez incrementa el nivel de integración de las diferentes zonas del espectro de audio, mejorándose la recreación de los armónicos y por tanto la capacidad de análisis de microinformaciones. De llevar a cabo esta tarea se encarga un filtro divisor de frecuencias ejecutado con componentes de grado audiófilo, cuya topología definitiva ha sido determinada después de miles de horas de escucha. Ya para finalizar, la Leak 250 recurre a un recinto bass-reflex en el que se mezcla tablero compuesto y MDF terminado en madera auténtica con un doble puerto trasero de ABS, refuerzos internos dispuestos en dirección delante-detrás y un absorbente hecho a medida que extiende la respuesta en graves. La Sandwich 250 se puede completar con un elegante y sofisticado soporte de suelo opcional que en nuestra opinión debería ser casi “obligatorio”.

 

Vitalidad y naturalidad-transparencia a la manera británica

Probamos las Sandwich 250 (montadas sobre sus exquisitos soportes de suelo dedicados) en compañía del amplificador integrado estereofónico con DAC Leak Stereo 230, una mecánica de transporte CDT de la misma marca y un streamer WiiM Pro Plus. El cableado, In-Akustik en su totalidad. La escucha de estos distinguidos monitores revela desde el primer momento un trabajo concienzudo a fin de armonizar tecnología punta con el imprescindible punto “vintage” que cabe esperar de una realización que, por su propia esencia, tiene la “obligación” de estar conectada emocionalmente con su venerado ancestro.

leak cdt

Y así es, gracias a la labor de un equipo de desarrollo que ha demostrado con maestría saber enlazar lo clásico con lo moderno, al estar impregnada su filosofía de respeto por las realizaciones de una serie de marcas que se confunden con los orígenes de la Alta Fidelidad. De ahí que la Sandwich 250 respire musicalidad por los cuatro costados en voces e instrumentos, desprendiendo transparencia a raudales sin que ello comporte un mínimo atisbo de agresividad. Sorprenden la contundencia, siempre bajo control, la extensión y la precisión tonal de los graves incluso a niveles de presión sonora muy respetables (la Leak puede alcanzar picos de 112 dB) y, por encima de todo, una curva de respuesta en frecuencia subjetiva que en una sala de dimensiones medianas se nos antoja casi perfecta. En paralelo, el uso de los soportes hechos a medida contribuye a incrementar el realismo de la escena sonora creada y por lo tanto al posicionamiento espacial de los intérpretes en la misma. Estamos, en definitiva, ante un nuevo “clásico reimaginado” del sonido británico con mayúsculas que además deslumbra por su extraordinaria relación calidad/precio.