Seducción y exclusividad asequibles en auriculares intraaurales
Impresionante… es lo mínimo que se puede decir de la calidad de la ingeniería que hay detrás de los F4100, modelo intermedio de la familia de auriculares intraaurales más reciente de la firma nipona Final.
Una ingeniería que encuentra su merecida recompensa en un sonido que, pese al carácter a menudo “invasivo” –que, no obstante, gusta a muchos usuarios- de los auriculares intraaurales, deslumbra por una espacialidad que supera a la de diseños circumaurales de prestaciones ya notables. La respuesta hay que buscarla en la especial interpretación que Final hace del transductor “Balanced Armature”, convertido en auténtica seña de identidad de la marca gracias a los esquemas electroacústicos desarrollados para que su calidad sonora encaje con las exigencias del mejor audio High End.
Mecanizados de muy alta precisión en transductores y cascos
Antes de entrar en materia, nos gustaría recomendar a los lectores del presente Blog que echen un vistazo a lo que Final publica en su web sobre los modelos LAB I y LAB II… esto, por supuesto, siempre y cuando no hayan leído lo que en su momento escribimos sobre el segundo de ellos en este mismo espacio, porque la perspectiva que dan los intensos años de la compañía japonesa en el mercado de los auriculares nos permite afirmar ya sin ningún atisbo de duda que juega en una liga superior.
Nuestra sugerencia viene a cuento de un hecho de la máxima relevancia: la coherencia conceptual exhibida por las diferentes gamas que conforman el catálogo de Final. En el caso que nos ocupa, estamos hablando de auriculares intraaurales, una categoría extremadamente popular en la que, no obstante, es difícil encontrar diseños verdaderamente musicales en el sentido “audiófilo” del término. Pues bien: gracias a una muy bien calculada “gradación” en la transferencia de soluciones técnicas y de materiales entre los modelos de referencia y los que los siguen, se consigue una calidad sonora superior. De hecho, impresionante.
Esto es exactamente lo que nos ofrecen los F4100, situados entre los más asequibles F3100 y los más elaborados F7200, todos ellos descendientes a su vez de los antes mencionados LAB I y II y, por tanto, equipados en mayor o menor medida con algunas de las soluciones técnicas más representativas incorporadas en los mismos. Muy ligeros -12 gramos para ser exactos- gracias al uso de unos mecanizados optimizados, los F4100 deben la “F” de su nombre precisamente a una forma que logra combinar un “canal” acústico minuciosamente diseñado y una comodidad espléndida para obtener un sonido sin precedentes en los productos de su categoría y precio. Al igual que sus compañeros de gama, el primer elemento clave de los F4100 es un “casco” que ha sido creado para minimizar la distancia entre el tímpano y el transductor, ofreciendo además una notable flexibilidad de colocación.
De este modo, el usuario puede situar el auricular tanto en la zona posterior como en la entrada del canal auditivo, así como modificar la calidad del sonido eligiendo distintos “tapones” (que pueden ser de silicona o de espuma). Más aún, el usuario también puede cambiar la posición del “tapón” para que el sonido esté enfocado directamente hacia el mismo, lo que también constituye una manera efectiva de ajustar la calidad sonora. Pasando al ámbito electroacústico propiamente dicho, señalemos que los F4100 montan un sofisticado y diminuto transductor de tipo “Armazón Balanceado”de gama completa (“full range”) con varios elementos de ajuste montados un “casco” perfectamente mecanizado, cuyo cometido es bloquear potenciales vibraciones, contribuyendo de este modo a maximizar la limpieza del sonido.
En lo que respecta al mencionado transductor, nos gustaría señalar que los “Balanced Armature” emplean una estructura notablemente compleja de la que forman parte elementos que difieren sustancialmente de los que se pueden encontrar en los altavoces electrodinámicos utilizados en la inmensa mayoría de auriculares intraaurales. Por ejemplo, en un transductor de Armazón Balanceado la bobina es estacionaria en vez de móvil, lo que permite utilizar mucho más cobre en la misma y reducir de este modo posibles pérdidas, a la vez que el acoplamiento al circuito magnético es más robusto que en un transductor de audio convencional. También la superficie magnética es más grande y, por lo tanto, permite crear un campo de excitación mayor, lo que tiene como resultado un nivel de presión sonora más elevado para unas dimensiones determinadas. Por otro lado, la mayor masa de las partes móviles (diafragma y bobina) de un altavoz electrodinámico hace que a este último le resulte más difícil reproducir de una manera más eficiente las frecuencias altas del espectro en comparación con uno de tipo “Balanced Armature”, que monta un diafragma más delgado y ligero y, como decíamos anteriormente, una bobina estacionaria.
Volviendo al “casco” de los F4100, es muy significativo el hecho de que además de ligero es francamente compacto: de hecho, su diámetro es de sólo de 5’5 mm y está fabricado en un material sintético ultraligero revestido por una fina lámina de una estudiada aleación de aluminio y magnesio. Como es norma en Final, los F4100 han sido diseñados para que puedan proporcionar niveles de presión muy elevados sin apenas distorsión a partir de prácticamente cualquier dispositivo móvil al uso, lo que nos lleva a una sensibilidad elevada y una impedancia moderadamente baja (42 ohmios).
Ya para finalizar, habría que mencionar otro elemento de ingeniería crítico de estos exquisitos auriculares intraaurales, puesto que, como decíamos al principio, es el que les da el nombre: el exclusivo conector MMCX en forma de “F” de alta precisión que incorporan, hecho a medida para Final por un fabricante suizo de renombre. A ello hay que añadir un cable de conexión con conductores de cobre OFC, diseñado específicamente para maximizar parámetros como la amplitud de la escena sonora o la extensión de la respuesta en graves. La cuadratura del círculo la pone una rigurosa selección del material aislante, basado en material sintético de alta calidad, y una conexión casco/cable que incluye un enganche destinado a prevenir posibles efectos de microfonía generados por el cable.
Sonido preciso e increíblemente espacioso
Pese que los Final F4100 están concebidos para sentirse igual de a gusto con un iPhone de última generación o un reproductor portátil de muy altas prestaciones, por lógica hemos elegido la segunda opción para probarlos: en concreto, uno de los fabulosos modelos de Astell & Kern, concretamente el AK300 (aunque con el AK70 también encajarían de fábula). ¿Qué habría que destacar? De entrada, que el sonido no es en absoluto agresivo ni “intrusivo”.
Pese a su condición de auriculares intraaurales, los F4100 exhiben una personalidad sonora muy plácida, cálida, que se materializa en la facilidad con que se adaptan a una sesión de escucha de larga duración. Una placidez que tiene su prolongación lógica en una espaciosidad que, sin igualar –lógicamente- a la de los modelos circumaurales de la propia Final, con algunas grabaciones consigue sorprender porque da la sensación de que no llevamos unos auriculares “insertados” en nuestro canal auditivo(a esto contribuye sin duda la ergonomía del diseño empleado). Con una curva tonal muy amplia y equilibrada que se adapta como anillo al dedo a las exigencias del audio “hi-res”, los F4100 son también analíticos en grado sumo, aunque sin que ello “artificialice” en ningún momento –ni siquiera a niveles de volumen elevados- el mensaje sonoro. Nada que objetar con respecto a la dinámica ni el nivel de presión sonora, que puede llegar a ser francamente elevado (106 dB). En lo que respecta a la calidad de fabricación, en nuestra opinión es que es sencillamente prodigiosa, en realidad a la altura de la trayectoria ultrapurista de Final. Estamos, por lo tanto, ante unos auriculares intraauales difíciles de batir en términos de relación calidad/precio.