
Pro-Ject: El porqué de un éxito sin precedentes
Con la perspectiva del tiempo puede parecer simple, pero la verdad es que todo gran éxito que perdura es siempre el fruto de un trabajo duro, a conciencia, nacido a su vez de unas ideas muy claras, en ocasiones visionarias, aplicadas con rigor y perseverancia. Es el caso de Pro-Ject, la marca austriaca que ha logrado convertirse en número uno mundial indiscutible en giradiscos, tanto por unidades vendidas, como por relación calidad/precio en todas y cada una de las gamas que componen su extenso catálogo.
En este Blog intentaremos explicar, con ayuda de información de primera mano proporcionada por el propio fundador de la compañía, el por qué de este éxito y, en definitiva, por qué un giradiscos Pro-Ject de precio X es mejor, en todos los sentidos, a un modelo del mismo precio firmado por cualquiera de sus competidores directos.
El punto de partida: controlar las resonancias
Si no se tiene muy claro el “leitmotiv” de lo que se quiere hacer, es muy posible que el éxito no llegue nunca. En este caso, el punto de partida es obvio: conseguir leer el contenido de los surcos de los discos de vinilo con la máxima precisión y el menor número de “interferencias” posible, para que la señal que enviemos a nuestro preamplificador o amplificador integrado sea lo más parecida posible a la que se grabó en el estudio/concierto.
Pues bien, la materialización de esta sencilla reflexión comporta tener en cuenta una serie de elementos comunes que permitirán acercarnos progresivamente, en función del nivel de sofisticación técnica del que dispongamos, a ese ideal teórico que es la lectura precisa y libre de influencias externas. Y a nivel de concepto, esto implica suprimir las potenciales “aportaciones” negativas de materiales y componentes para que el sonido sea lo más natural posible. En suma, hay que controlar –idealmente suprimir- las resonancias de dichos materiales y componentes, una “misión” para la que Pro-Ject se aplica con el mismo esmero tanto en los sencillos modelos de sus gamas Elemental, Debut y Essential como en los de sus más elaboradas series Classic, RPM y Prestige.
Los dos primeros elementos: el chasis y el plato
Puesto que un giradiscos no deja de ser una especie de “plataforma” para que el vinilo gire a la velocidad adecuada y el conjunto brazo/cápsula pueda leer con las máximas garantías la información contenida en el mismo, parece lógico que la construcción de tal plataforma merezca la máxima atención para que no se nos “cuelen” elementos externos potencialmente nocivos.
Pues bien, en Pro-Ject esto se resuelve utilizando MDF tratado en los chasis de los modelos más simples, solución que va evolucionando en complejidad, vía tratamiento con materiales especiales –resinas, etc.- a medida que vamos ascendiendo en la gama. Nada que ver con las carcasas de plástico utilizadas en modelos firmados por otras marcas muy conocidas. Misma atención se presta al plato propiamente dicho, para que en ningún momento pueda ser “contaminado” por vibraciones o resonancias procedentes del chasis o incluso de la sala.
De nuevo, y en función del nivel en el que nos movamos, las soluciones ganan en sofisticación, pero manteniendo siempre ese “leitmotiv” al que antes nos referíamos: así, tenemos desde MDF tratado hasta la inteligente combinación de metal con un anillo interno de TPE (“Elastómero Termoplástico”) que “mata” la característica coloración del metal empleada en el emblemático The Classic. Pero hay más, ganándose en grosor y complejidad de la estructura utilizada cuando ascendemos a lo más alto… el modelo RPM 10 Carbon lo ejemplifica a la perfección. Cierto que los platos de vidrio tratado utilizados por la británica Rega gozan de gran predicamento entre ciertos aficionados, pese a aportar dicho material una coloraciones muy concretas. Ningún problema: para ellos Pro-Ject dispone de varios modelos con plato de metacrilato. Y, muy importante: la esterilla que reviste cada plato contribuye adicionalmente a la minimización/supresión de posibles resonancias. Lo que acabamos de decir se complementa con otro componente clave: el conjunto eje/cojinete, que se beneficia de los niveles de precisión crecientes aportados por las herramientas de última generación incorporadas a la factoría de Pro-Ject. Sobra decir que nuestra plataforma ganará en eficacia si no se ve influida por “interferencias” de tipo mecánico o acústico procedentes de la sala, motivo por el que Pro-Ject utiliza desde sencillos pero efectivos elementos fabricados en el antes citado TPE hasta bases con desacoplo por levitación magnética.
Sin rotación estable no hay excelencia sonora: el motor
El siguiente elemento a considerar, estando además íntimamente vinculado a los que acabamos de comentar, es el motor y, en menor medida, su “componente asociado”, es decir, la correa de tracción. Aquí lo que hay que buscar es que la rotación sea lo más estable posible, lo que implica un motor muy fiable cuya alimentación sea lo más limpia y menos “invasiva” posible. De ahí que Pro-Ject utilice motores de corriente continua obtenida de la tensión de red, ya que garantizan una señal libre de parásitos. A medida que ascendemos en la gama, se van incorporando refinamientos tales como ajustes electrónicos de velocidad –los célebres sistemas “Speed Box”- con diferentes niveles de sofisticación para obtener una velocidad de giro exacta en las diferentes opciones disponibles, que por regla general son 331/3 y 45 rpm. Pero hay más, porque en paralelo a la parte “eléctrica” del motor (uso de poleas de metal, mientras que los competidores directos de Pro-Ject optan por el plástico) encontramos de nuevo la obsesión por eliminar las resonancias. Esto nos lleva a la ubicación del motor en bloques separados con su propio tratamiento, un enfoque que alcanza su máxima expresión en los modelos RPM, cuyo motor está montado en un bloque masivo con tratamiento antivibración que se sitúa fuera del conjunto de lectura propiamente dicho.
El crítico brazo de lectura: Pro-Ject lo borda con tecnología propia
Ahora que hemos explicado el por qué de la superioridad de la “plataforma” que constituye la “base” de los giradiscos Pro-Ject, toca comentar un elemento absolutamente fundamental a la hora de obtener la mayor naturalidad posible en el sonido reproducido: el brazo de lectura. Porque dicho elemento conforma, junto a la cápsula de lectura, un subsistema del que en gran medida dependen parámetros como la resolución y la dinámica.
Y, al igual que el chasis y el plato, el brazo también puede aportar coloraciones –las hay que gustan, justo es reconocerlo, pero en principio deben considerarse perjudiciales por definición- al sonido reproducido. Puesto que el brazo es la “plataforma” para la cápsula, habrá que exigirle rigidez, una total ausencia de resonancias y la flexibilidad suficiente para que pueda acomodar el mayor número de cápsulas posible. ¿Cómo enfoca Pro-Ject este reto? Pues diseñando y construyendo sus propios brazos, lo que combinado con su potente y efectiva estructura industrial posibilita un pequeño milagro: la inclusión, en todos y cada uno de los modelos de su extenso catálogo, de brazos con cuerpo de aluminio y, lo que realmente marca la diferencia, de fibra de carbono. Brazos de una sola pieza y contratamiento interno, maximizándose de este modo la rigidez y reduciéndose las coloraciones. Sólo unos pocos modelos pertenecientes al segmento superior montan portacápsulas, pero la precisión del encaje es tal que a efectos prácticos equivale a una estructura monopieza. A ello se añaden cojinetes de alta precisión para que la lectura se lleve a cabo sin ninguna “constricción”, completándose cada diseño con una serie de ajustes que en cualquier caso siempre ofrecen al usuario la posibilidad de afinar la fuerza de apoyo y el antideslizamiento o “antiskating”.
¿Cómo consigue Pro-Ject hacer lo que hace?
Sobre el papel, parece muy fácil: con la debida combinación de recursos humanos y materiales. En la práctica, la cosa no es más compleja, como lo demuestra la trayectoria única de la marca austriaca. Una marca cuyo fundador vio una oportunidad de futuro en la forma de un monumental complejo industrial de la época comunista que estaba a punto de cerrar sus puertas.
Situado en la República Checa, un país que, al igual que Alemania, en su momento no renunció a la industria y a lo que ello comporta en términos de formación de los responsables encargados de mantenerla. Tal complejo permitió, debidamente reacondicionado, crear unas condiciones únicas: maquinaria y profesionales de alto nivel pero con costes de Europa del Este. Gracias a ello, el grueso de cada giradiscos de la marca se fabrica “en casa”, y además a mano, a la vez que la constante modernización de las mencionadas instalaciones tiene como resultado no sólo una mayor precisión en los componentes clave, sino también un mayor nivel de sofisticación en los modelos más exclusivos y en el incremento de las economías de escala disponibles, léase relación calidad/precio. Vale la pena en este sentido hacer un inciso para comentar la muy notable extensión de la gama, que a algunos competidores directos les extraña, pero que el fundador y presidente de Pro-Ject Audio Systems considera la cosa más lógica del mundo porque tiene muy claro que, al igual que hace Mercedes con sus automóviles, hay que tener un modelo que se ajuste a los deseos, necesidades y posibilidades de cada usuario… prestaciones, precio, acabado.
¿Por qué la apuesta por las cápsulas Ortofon?
Muchos giradiscos de Pro-Ject se suministran de serie con una cápsula fonocaptora de la prestigiosa firma danesa Ortofon, lo que incrementa todavía más su atractivo.
¿Por qué? En primer lugar, porque al haber sido dicha cápsula montada en fábrica, el usuario sólo tiene que desprecintar su giradiscos, ajustar la fuerza de apoyo y el antiskating, conectarlo a su equipo y escuchar música. En segundo lugar, porque Ortofon se puede permitir, al igual que Pro-Ject, unas economías de escala que facilitan producción en grandes cantidades a un precio sin competencia, a lo que se añade además la puesta a punto de modelos exclusivos para la marca austriaca. En suma, sinergia en estado puro.
En síntesis
El giradiscos es un componente muy agradecido porque cada pequeña mejora se nota en el sonido fnal. Por lo tanto, si aplicamos mejoras a cada uno de los elementos que constituyen el producto en cuestión y lo rematamos todo con una capacidad industrial que permite fabricar el conjunto íntegramente en Europa, sobran las palabras.