Copland DAC215
Copland DAC215 a prueba
Fecha 14 Mayo 2016 Autor Juan Tags Copland

Válvulas de vacío al auxilio de lo último en sonido digital

No exageramos si decimos que el Copland DAC215 es uno de los procesadores digitales de audio y amplificador de auriculares más genuinamente audiófilos con los que nos hemos topado en los últimos años.

Un producto que desprende la sensación de que las cosas no han cambiado en lo que a reproducción sonora de alta calidad se refiere pero que, en paralelo, es fruto de un elaboradísimo trabajo encaminado a lograr el “maridaje” más perfecto posible entre tecnología clásica y moderna. Todo ello con el fin de “humanizar” el a menudo áspero sonido de muchísimas grabaciones digitales. En suma, una sorpresa con tintes de auténtico descubrimiento porque las prestaciones del DAC215 impresionan.

 

Copland sigue demostrando que tiene mucho que aportar

Paladín de las electrónicas de alta relación calidad/precio basadas en válvulas de vacío y miembro de primera hora de nuestra empresa, Copland se ha caracterizado siempre por aunar espíritu artesanal con originalidad conceptual y tecnológica en todos y cada uno de sus productos. Es una de esas marcas para las que el tiempo pasa lentamente, con un ritmo que no tiene que nada que ver con el actual, pero que, cuando comercializa un producto, lo hace porque tiene algo que decir.

Esto nos lleva a una categoría que ha explotado literalmente en términos comerciales desde que Internet se convirtió en la fuente de sonido de alta calidad prioritaria –si no única- para muchos aficionados: los procesadores digitales de audio, popularmente conocidos como DAC’s. Los DAC’s de  altas prestaciones, firmados por Theta Digital, Wadia o Krell, y viejos conocidos nuestros, se han popularizado para, sobre todo, dignificar la calidad sonora de los registros reproducidos por vía informática. Porque, no lo olvidemos, dispositivos como los ordenadores y formatos de interconexión como el USB fueron inicialmente concebidos para realizar un montón de tareas entre las que la reproducción sonora de alto nivel no tenía precisamente prioridad.

Cierto es que la conexión USB ha sido mejorada de manera drástica, pero en el caso de los ordenadores ello no quita que, al menos para los amantes del High End, las prestaciones sonoras sean claramente mejorables pese a los progresos realizados. Llegados a este punto, lo primero que hay que saber es que, por regla general, los DAC’s externos aportan siempre mejoras en lo cualitativo, unas mejoras que en lo cuantitativo dependen ya de la complejidad y/o del ingenio de quien los haya diseñado. Esto significa que una vez elegidos los “chips” de conversión D/A propiamente dichos, la gracia radica en el resto, léase el reloj de sincronismo, la fuente de alimentación o la etapa de salida analógica.

Y ahí es donde Copland tiene algo que aportar: su indiscutible y premiada experiencia en el uso de válvulas de vacío en componentes de audio, que sin lugar a dudas puede, en el ámbito digital, suponer mejoras sensibles en parámetros clave. Pues bien, este es el “letimotiv” del flamante DAC215, un apetecible –por estética y dimensiones- y muy audiófilo procesador digital de audio que a una sección de conversión D/A de muy alto nivel le une un amplificador de auriculares pensado para satisfacer a los más exigentes. Como corresponde a un producto firmado por una compañía de contrastada trayectoria purista, el DAC215 basa sus atributos en una cuidada combinación de topologías circuitales y componentes, estos últimos elegidos, como siempre en Copland, por sus cualidades sonoras. Concretando un poco más, en el corazón de esta sugerente electrónica encontramos una sección de conversión D/A con varias entradas y capacidad de procesado de señales PCM y DSD, basada en el reputado “chip” ES9018 Reference de la exclusiva gama SABRE de ESS Technology. Se trata de una sofisticada pieza de ingeniería microelectrónica con tecnología de 32 bits y montada, en este caso, en configuración cuádruple monofónica (es decir 8 mono a 2 estéreo). Esta elaborada solución, en la que se combinan cuatro convertidores D/A en fase y otros cuatro en contrafase por canal, permite aprovechar las propiedades estadísticas de las señales en liza, de tal modo que las que alimentan las fases están correlacionadas y se suman de manera aditiva, mientras que las correspondientes al ruido de dichas fases están descorrelacionadas.

Gracias a esta disposición, se mejora de manera sustancial la relación señal/ruido de la forma de onda analógica resultante, con lo que ello implica en términos de incremento de la gama dinámica y, por supuesto, de esos silencios consustanciales a las grabaciones en alta resolución bien ejecutadas. A ello contribuye también, sin ninguna duda, el hecho de que las secciones analógica y de filtrado estén ejecutadas íntegramente con componentes discretos, mereciendo ser destacado al respecto que la topología en Clase A utilizada en la primera de ellas es idéntica a la que podemos encontrar en los celebrados reproductores de discos compactos de Copland (el sensacional CDA825, sin ir más lejos).

Por lo demás, “todo en orden” en lo que a conectividad se refiere, puesto que el Copland incluye una entrada USB asíncrona, tres entradas digitales S/PDIF (formatos coaxial y óptico estándar), una entrada analógica y dos salidas digitales (una de nivel fijo y una de nivel variable, opción esta última que posibilita la conexión directa a una etapa de potencia). En el caso de la entrada USB, destaquemos que se utiliza una implementación muy avanzada que permite al Copland DAC215 manejar flujos de datos PCM con cuantificación hasta 32 bits y frecuencia de muestreo hasta 384 kHz por un lado, y señales DSD64 y DSD128 por otro. Por si todo esto no fuera suficiente, el Copland alberga en su interior una circuitería de preamplificación completamente equipada, de la misma habría que destacar un control de volumen analógico de inspiración audiófila y, sobre todo, una salida de auriculares alimentada por una circuitería que combina funcionamiento en Clase A con etapas de ganancia a válvulas (dos dobles triodos ECC88).

Fiel a su inspiración purista, el DAC215 permite al usuario evitar tanto el control de volumen, como la sección de preamplificación para así trabajar en un modo DAC que preserve al máximo la pureza de la señal. En lo que a sistemas operativos se refiere, el DAC215 es compatible Windows XP/Vista/7/8, Mac-OS X y Linux, a la vez que, en cuanto a reproductores multimedia, el fabricante recomienda trabajar con la versión 20 o superior del popular JRiver Media Center, del que incluye, en el manual de instrucciones, el enlace a su sitio web. Obviamente, ello no implica que no puedan utilizarse otros reproductores igualmente efectivos, caso de Foobar o iTunes.

 

Calidez y aireación por encima de todo

Probamos el DAC215 casi inmediatamente después de haberlo recibido, por lo que el presente Blog tiene una parte importante de primicia absoluta. Muchas son las opciones posibles, pero aprovechamos para insertarlo en un sistema de muy alto nivel, ubicado en nuestra sala principal, y formado por el conjunto previo/etapa de potencia de la serie G de Audio Research y una pareja de cajas acústicas Wilson Audio Duette Serie 2. Todo ello interconectado por Transparent en modulación (balanceado y no balanceado) y cajas y Shunyata en alimentación. Como fuente utilizamos nuestro habitual portátil Apple Mac Pro conectado al Copland vía USB (Van den Hul). La primera virtud palpable del DAC215 es que su nivel de ruido de fondo es absolutamente impresionante, hasta el punto de i gualar al de procesadores mucho más caros. La capacidad analítica, por su parte, se traduce en una curva de respuesta en frecuencia subjetiva globalmente muy equilibrada. A su vez, la capacidad dinámica del Copland (muy superior a la que permiten adivinar las especificaciones dadas por el fabricante) lo convierte en una máquina fastuosa para reproducir grabaciones de música jazz y pop/rock por cuanto esa misma exhuberancia hace que la componente espacial del sonido quede perceptiblemente realzada y, en suma, la escena sonora creada gane en credibilidad. Otro aspecto relevante del DAC215 es, en estas mismas coordenadas, la ecuanimidad con que se reproducen las voces, incluso las más “rasgadas” (Diana Krall, sin ir más lejos), lo que nos lleva directamente a la cualidad que realmente nos ha enamorado de esta sugerente electrónica: el poderoso punto de calidez con que reviste a todo tipo de géneros musicales, una calidez que se nota de inmediato, independientemente de la sofisticación de la codificación empleada en cada registro y que, en nuestra opinión, hace del Copland el producto más “analógico” actualmente disponible de su clase y precio.