Musicalidad y sofisticación democráticas
Para que nuestros cada vez más numerosos –gracias seguidores- no nos acusen de preocuparnos únicamente por la excelencia en términos más o menos absolutos, esta semana hemos decidido cambiar de “chip” y dedicar este espacio a comentar un par de productos pertenecientes a una marca que lleva relativamente poco entre nosotros: las cajas acústicas M25 y M250 de la estadounidense Boston Acoustics, una ya veterana compañía –poco más de 30 años en el mercado- recientemente integrada en la órbita de Marantz cuyos productos más novedosos han sido –dentro de sus respectivos niveles de precio y aplicaciones- para nosotros una verdadera revelación por la excepcional relación calidad/precio y la polivalencia que exhiben.
Filosofía, tecnología y calidad física soberbiamente dosificadas
Lo primero que hay que saber de la M25 y la M250 es que son los modelos más sencillos de la serie M de Boston y a su vez la punta de lanza de la marca para quienes buscan prestaciones sonoras de alto nivel a precio comedido (High End asequible, para entendernos). Y, ya puestos, también un poco de diseño y la posibilidad de que su adquisición sirva tanto para escuchar un cuarteto de cuerda, un concierto de rock o –debidamente acompañada- como la banda sonora de una película.
Desde el punto de vista conceptual, nuestras elegidas de esta semana son muy similares pese a que la M25 es un monitor compacto bass-reflex (con puerto trasero) de 2 vías y la M250 una columna de 2 vías y 3 altavoces (1 tweeter y 2 “midwoofers”). En ambos casos encontramos elementos diferenciadores de Boston Acoustics como son el tweeter de cúpula blanda de Kortec con Ancho de Banda Extendido (EWB) y “midwoofers” ultracompactos (133 mm de diámetro) con cono de polipropileno propulsados por generosos motores magnéticos. Vale la pena destacar que el tweeter ha sido diseñado para que su respuesta en fase sea lo más lineal posible y su movimiento perfectamente pistónico, detalle este último que se traduce en una distorsión muy baja.
También hay que destacar el perfil ultradelgado con contornos curvados de ambos modelos, especialmente perceptible en la M250, por cuanto en combinación con las reducidas dimensiones de los citados “midwoofers” es el responsable directo de que los niveles de coloración “de caja” sean prácticamente inexistentes (para entendernos: las ondas internas apenas disponen de espacio para “concentrarse” y generar resonancias con las pertinentes coloraciones). Boston Acoustics ha bautizado a esta configuración acústica del recinto como “Low Q” (es decir “Bajo Q”, donde “Q” es lo que se conoce como Factor de Calidad, un parámetro íntimamente relacionado con el control –la capacidad de “agarre”- de la respuesta en graves), a lo que en el caso de la M250 hay que sumar la elegante base –plinto- sobre la que descansa el recinto principal –mediante 4 columnas de aluminio- y que contribuye tanto a mejorar la estabilidad del conjunto como a desacoplar este último de la sala de escucha.
Por lo demás, el revestimiento de piel del panel frontal de ambos modelos –muy a lo Sonus faber- confiere a las dos Boston un toque de distinción (a resaltar asimismo la espléndida calidad de los terminales de conexión) tal que la integración de las mismas en espacios elegantemente decorados (incluso a ambos lados de un televisor con pantalla de gran formato) se lleva a cabo con una facilidad que muchos agradecerán.
Bendecidas por Ken Ishiwata
Que los modelos superiores de la gama M de Boston Acoustics fueran elegidos por el ya legendario Ken Ishiwata (embajador mundial de la marca Marantz) para presentar, en el prestigioso certamen High End de Munich (tanto este año como en el 2012), los sensacionales diseños de la en cierto modo “suya” gama Premium de Marantz permite hacerse una idea de la confianza que le merecen, cuestiones “políticas” al margen.
En nuestro caso, y por coherencia con el espíritu del presente blog, fuimos más comedidos aunque igualmente exigentes en lo que a búsqueda de las máximas prestaciones posible se refiere, por lo que nos decantamos por el novísimo (y muy apañado en términos financieros) conjunto formato por el lector de discos compactos CD6005 y el amplificador integrado PM6005, ambos de Marantz, en el caso de las M25 y por el sistema constituido por los menos nuevos pero superiores, igualmente soberbios y siempre vigentes PM-KI Lite (amplificador integrado) y SA-KI Lite (lector de SACD), también de Marantz. Para optimizar la conectividad elegimos dos sustanciosas propuestas de la gama “Halogen Free” van den Hul, en concreto el modelo The Clearwater para conexión a cajas y el The Name para modulación, todo ello rematado por cables de red –en todas las electrónicas. Premier EVO 3 de IsoTek.
Resulta curioso observar cómo la personalidad sonora de las Boston por un lado y de los Marantz por otro posee elementos fundamentales comunes, característica que permite tanto a la M25 como a la M250 expresarse sin cortapisas con un amplísimo elenco de géneros musicales. Así, en lo que concierne al parámetro definición, ambas cajas exhiben una riqueza y una delicadeza evidentes y muy similares tanto en la zona media como en la zona alta del espectro. De acuerdo, hay un punto de espacialidad y de dinámica superior en la M250 como consecuencia directa del mayor empuje de la electrónica empleada, pero a la hora de restituir los matices tonales y de desgranar las estructuras armónicas de cada grabación el parecido entre las dos Boston es prodigioso. Y prácticamente lo mismo se puede decir de la zona media, con unas voces quizá más redondeadas en la M250 –de nuevo, la “culpa” la tiene el PM-KI Lite- en espacial a niveles de volumen ya respetables. Donde sí percibimos diferencias claras fue en la respuesta en graves, que aunque sobre el papel es prácticamente la misma (Boston es más bien parca a la hora de comentar las condiciones de medida) en el caso de la M250 gana en volumen físico, impacto y, gracias a la electrónica empleada, control y extensión, siendo el resultado una curva de respuesta en frecuencia subjetiva más amplia.
Sinceramente: tanto la M25 como la M250 impresionan por su honestidad en la reproducción de todo tipo de música, gracias a un lado humano que, debidamente explotado –aquí entran en juego los modelos de Marantz que hemos seleccionado- hará que más de uno se quede boquiabierto cuando escuche sus composiciones favoritas. Es fácil decir que una caja acústica de precio estratosférico nos ha dejado maravillados, pero no tanto que un producto tan asequible como la M25 o la M250 consigue –a su nivel- el mismo efecto. Vale la pena comprobarlo.
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