
Astell&Kern nos ha vuelto a impresionar con el A&norma SR25 MKII, un reproductor portátil que tiene el mérito de acercar la mejor “Hi-Res” al gran público gracias a la aplicación metódica de soluciones de ingeniería incorporadas originariamente en sus realizaciones más elitistas, en este caso el fabuloso A&ultima SP2000T. Y lo han hecho respetando de manera escrupulosa su apuesta permanente no sólo por los mejores componentes y topologías circuitales, sino también por los mejores materiales y, por supuesto, una estética inconfundible que armoniza perfectamente los conceptos de forma y función.
Todo ello con el añadido de una serie de funcionalidades (conectividad, interfaz de usuario) encaminadas tanto a facilitar el uso diario como a compartir contenidos con dispositivos externos. Si coronamos todo lo que acabamos de decir con esa obsesión por la musicalidad que constituye poco menos que el “leitmotiv” de Astell&Kern y un precio extremadamente competitivo, el resultado es una relación calidad/precio virtualmente imbatible.
Audio “Hi-Res”: un abanico de formatos muy interesante
La actual oferta de grabaciones en alta resolución da realmente para mucho, por lo que no vendrá de más recordar cuales son los formatos más utilizados, dando por sentado de que todos ellos trabajan con compresión sin pérdidas (“lossless):
- ALAC (Apple Lossless Audio Codec): máximo de 24 bits/96 kHz (el más utilizado es 16 bits/44’1 kHz).
- WMA Lossless (Windows Media Audio Lossless): 24 bits/96 kHz (el más utilizado es 16 bits/44’1 kHz).
- FLAC (Free Lossless Audio Codec): Es un códec de código abierto, siendo la codificación más utilizada la de 16 bits/44’1kHz, aunque en los últimos años su homóloga de 24 bits/88’2 kHz, 24 bits/96 kHz y, sobre todo, 24 bits/192 kHz, se han hecho muy populares entre los melómanos y los audiófilos.
De estos tres formatos que acabamos de reseñar es importante asimismo saber que trabajan con señales PCM (Pulse Code Modulation), cuya máxima expresión en el momento actual es la codificación de 32 bits/384 kHz (que algunos procesadores de última generación remuestrean hasta 32 bits/768 kHz). Existe también otro formato audiófilo muy interesante que ahora mismo goza de una reputación creciente, como consecuencia de sus virtudes sonoras: el DSD.
El DSD o Direct Stream Digital (extensiones DSF o DFF) es un formato de grabación que utiliza palabras de un único bit y se desarrolló originariamente para el SACD o Super Audio CD, un soporte basado en disco óptico todavía en activo que ofrece una resolución mucho mayor que el CD de audio estándar. Del DSD hay que señalar que hay diferentes tipos de resolución disponibles, concretamente DSD64 (frecuencia de muestreo de 2’8 MHz, equivalente a 64 veces la del CD estándar y que es la utilizada por el SACD) como los utilizados en SACD, DSD128 (5’6 MHz), DSD256 (11’2 MHz) y, el no va más actual en audio “Hi-Res” vía DSD, DSD512 (22’4 MHz).
A&norma SR25 MKII: toda una belleza… ¡y una maravilla de la ingeniería!
Como no puede ser de otro modo en un reproductor portátil firmado por Astell&Kern, el A&norma SR25 MKII incorpora lo último en tecnología para ofrecer un nivel de detalle superior en la reproducción de las grabaciones más exigentes del momento, presentado en un envoltorio que rezuma calidad y distinción estética. Entre las singularidades de este muy deseable producto habría que destacar en primer lugar la adición de una toma balanceada de 4’4 mm para auriculares, junto a las ya existentes de 2’5 mm (balanceada) y 3’5 mm (no balanceada), lo que amplía las opciones de conexión, a la vez que aporta mejoras en parámetros tan significativos como la escena sonora, la respuesta en graves y la capacidad de análisis de microinformaciones.
Equipado con un procesador de gestión de cuatro núcleos, dos “chips” de conversión D/A de Cirrus Logic (CS43198) y un reloj de sincronismo de alta precisión (nivel de “jitter” de 25 picosegundos), el A&norma SR25 MKII es compatible, al igual que su predecesor, el celebrado A&norma SR25, con archivos de audio en alta resolución codificados en PCM hasta 32 bits/384 kHz y DSD hasta DSD256, a la vez que la compatibilidad LDAC y aptX-HD permite disfrutar de una escucha al máximo nivel también sin cables. Asimismo, el A&norma SR25 MKII incluye la nueva función Replay Gain de Astell&Kern, que permite uniformizar el nivel de volumen de la fuentes de sonido hasta 24 bits/192 kHz para que las listas de reproducción puedan escucharse sin realizar ajustes sobre la marcha. Por su parte, el exclusivo esquema AK File Drop de la reputada firma surcoreana simplifica la transferencia de archivos por vía inalámbrica, mientras que otra función de reciente desarrollo llamada BT Sink permite conectar el A&norma SR25 MKII a un dispositivo externo –como por ejemplo un smartphone- vía Bluetooth para que la música de este último pueda ser reproducida por aquél.
A nivel interno, hay que destacar la incorporación de blindajes específicos para eliminar potenciales interferencias electromagnéticas, a lo que hay que sumar la introducción de medidas de protección adicionales importadas del modelo de referencia absoluta A&ultima SP2000T, como por ejemplo el revestimiento del blindaje ya existente con plata de muy alta pureza y elevada conductividad. Del A&norma SR25 MKII, que pesa apenas 180 gramos, hay que destacar también las 20 horas de autonomía que le proporciona su batería y una memoria interna de 64 GB expandible en 1 TB adicional vía tarjeta microSD.
Un sonido delicado y extremadamente rico acompañado por una gran versatilidad
Para probar el A&norma SR25 MKII lo conectamos a unos auriculares intraaurales B1 de la japonesa Final, cuyos cascos poseen una estudiada geometría que les permite exhibir unas prestaciones demoledoras tanto en términos de precisión tonal como de espacialidad… sí, leen bien: espacialidad.
Y la verdad es que el Astell&Kern no le va a la zaga, porque la linealidad y extensión de su curva de respuesta en frecuencia por un lado y su extraordinariamente bajo nivel de ruido de fondo por otro permiten disfrutar con una definición y una dinámica brutales de cualquier grabación con una toma de sonido mínimamente decente. Hablamos de lo que se conoce como “calidad CD”, lo que significa que si la calidad de la toma de sonido mantiene el paso a la verdadera “Hi-Res”, léase PCM de 24 bits/192 kHz en adelante y DSD128 o superior, el resultado obtenido es apabullante, como no nos cansamos de decir cada vez que probamos un reproductor portátil de Astell&Kern, perfectamente comparable (y en muchos casos incluso superior) al proporcionado por muchas fuentes de High End estacionarias. ¡Todo ello por 849 euros!