El protagonista del presente Blog es uno de los contadísimos productos merecedores del estatus de leyenda indiscutible dentro del sector al que pertenecen, en este caso el audio High End. Se trata de una cuidadísima puesta al día del conjunto de cajas acústicas formado por los monitores compactos WATT y sus subwoofers dedicados, de nombre Puppy, destinada a celebrar el 50º aniversario de Wilson Audio, fundada por el recordado David (Dave) Wilson en 1974.
Un sistema cuya historia se remonta a 1985, año en que Dave construyó su primer monitor compacto WATT (siglas de “Wilson Audio Tiny Tot”), una caja acústica que enseguida se hizo célebre por la extraordinaria precisión tímbrica y espacial de su restitución sonora. Un producto que, en combinación con el subwoofer a medida que se desarrolló más adelante, el Puppy, dio lugar a uno de los sistemas de altavoces de muy alto nivel favoritos de melómanos, audiófilos e ingenieros de grabación de todo el mundo, hasta el punto de convertirse en el producto de su clase y precio más vendido en la historia del audio High End. Presentado en sociedad durante el pasado certamen High End de Múnich, el The WATT/Puppy es, en palabras de sus creadores, “simple y llanamente el WATT/Puppy que David Wilson habría creado si la empresa que él fundó hubiese tenido a su alcance los recursos de los que dispone en la actualidad.”
Un producto nacido casi por casualidad
Con el objetivo de situar el texto en su contexto, lo primero que hay que puntualizar es que la génesis del sistema WATT/Puppy no es la que en principio habría que suponer, resultando hasta cierto punto muy curiosa, cuando no directamente divertida. La realidad es que su creador, nacido en 1944, hizo sus pinitos como crítico especializado en la entonces incipiente prensa “subjetiva” especializada en audio, concretamente en la todavía en activo “The Absolute Sound”. Llegados a este punto, hay que saber que el primer producto puesto a punto por la compañía de Provo, Utah, fue un giradiscos, de nombre SMART y que permaneció dos años en el mercado, concretamente de 1974 a 1976.
En 1977, Dave fundó, junto con su esposa Sheryl Lee, un sello discográfico llamado “Wilson Audiophile Definitive Recordings” que editó un total de 31 títulos (en LP y CD) entre dicho año y 1995. Y ahí comienza la fascinante aventura que justifica el presente Blog: después de experimentar en primera persona las consecuencias de disponer de monitores poco adecuados en el lugar de la grabación, nuestro amigo llegó a la conclusión de que, citamos literalmente “si deseaba continuar esforzándose en capturar el sonido real de un concierto en directo, necesitaba tener un monitor portátil que hablase el mismo lenguaje que el WAMM.” Porque lo cierto es que, el primer producto comercializado por la compañía de Provo, Utah, fue en el universo de las cajas acústicas (estamos en 1982): el monumental a la vez que indiscutiblemente rompedor WAMM gracias en buena parte a su estructura de cuatro módulos separados (dos de graves y dos encargados del resto de frecuencias); al fin y al cabo, no en vano WAMM es el acrónimo de “Wilson Audio Modular Monitor”.
Sucedió que, durante una de las presentaciones públicas del supersistema en cuestión en el estadounidense CES (“Consumer Electronics Show”), que, lógicamente, tenía lugar en una sala de grandes dimensiones, Sheryl Lee vendía, en una salita contigua, los discos audiófilos antes mencionados en compañía de un equipo que incluía un par de monitores WATT con la intención de que la gente pudiera escucharlos. Lo que sucedió a continuación es relativamente fácil de imaginar: al personal le fascinó el sonido de esos pequeños monitores, hasta el punto de que muchos distribuidores e importadores que acudían al CES a conocer de cerca el WAMM sugirieron a “Dave” que las convirtiera en una realidad disponible comercialmente.
Una realidad que en 1989 se materializó en la WATT Series 1 y completó en 1991 con la primera versión de su subwoofer a juego, el Puppy Series 1, dando lugar a una combinación cuyo éxito comercial y de crítica fue tal que animó a sus creadores a depurarlo continuamente en otras siete iteraciones hasta su retirada del mercado en 2011. Un espíritu que reflejó espléndidamente el prestigioso crítico especializado británico Martin Colloms cuando en el año 2007 analizó la última declinación del WATT/Puppy, el celebrado System 8: “Cuando los fundamentos de un diseño son abrumadoramente correctos, es posible conseguir mejoras prestando atención a los pequeños detalles. A partir de ese momento, una acumulación de pequeños progresos se traduce en beneficios generales significativos.”
Una leyenda renacida con lo último en tecnología
Trece años después de la “jubilación” del mencionado System 8, la flamante reinterpretación del concepto WATT/Puppy, la The WATT/Puppy, consta igualmente de dos recintos, ambos bass-reflex, aunque elaborados con las versiones más refinadas de los exclusivos materiales X, S y V en, respectivamente, los refuerzos internos/los recintos externos, el acoplamiento del altavoz de medios al panel frontal del monitor WATT y la zona superior del subwoofer Puppy (que además hace de interfaz de disipación de vibraciones del WATT). Sobra apuntar que cada uno de estos compuestos únicos ha sido meticulosamente elegido por sus características específicas en términos de prestaciones, ya se trate del control de las vibraciones o de la estructura tonal, con el fin de maximizar la musicalidad a partir de un formato relativamente compacto.
Idéntica filosofía se aplica en los transductores, incorporando el The WATT/Puppy desde el sofisticado tweeter de cúpula textil de 25 mm, con cámara posterior sellada de fibra de carbono Convergent Synergy Carbon (CSC), hasta el espléndido altavoz de medios de 178 mm con motor magnético QuadraMag e imán de AlNiCo (Aluminio-Níquel-Cobalto), sin olvidar dos woofers con cono compuesto de celulosa de 203 mm idénticos a los que figuran en el modelo Sasha V. La gestión de este combinado de transductores es confiada a un filtro divisor de frecuencias de topología ultrasecreta, en el que sobresale la presencia de condensadores multisección AudioCapX-WA fabricados a mano por la división RelCaps de Wilson Audio en sus propias instalaciones y con maquinaria de última generación hecha a medida, a fin de lograr el Santo Grial en coherencia y calidad sonora.
El The WATT/Puppy, que descansa sobre los exclusivos conos metálicos ajustables Acoustic Diode, se completa con puntas metálicas situadas en la zona posterior de la base del monitor WATT, que tiene por objeto conseguir el alineamiento en el dominio temporal más preciso posible, añadiéndose a ello un nivelador de burbuja en la zona superior del subwoofer Puppy y así optimizar el nivelado durante su instalación. En este sentido es importante recordar que, al contrario del modelo que sucedió a los WATT/Puppy originales, léase la columna Sasha, tenemos un sistema constituido por un monitor compacto y su propio subwoofer, motivo por el que el ajuste de la respuesta en fase sigue una operativa diferente.
Resolución, nervio y calidez a la altura de un producto legendario como pocos
Probamos el The WATT/Puppy en compañía de electrónicas dotadas de la pompa requerida por la ocasión. En concreto, la versión “full” del amplificador integrado estereofónico Momentum MxV Integrated Amplifier de D’Agostino Master Audio Systems y un giradiscos Signature 10 de Pro-Ject con brazo de la misma marca y cápsula de bobina móvil Ortofon Windfeld Ti, recurriéndose los extraordinarios Transparent Ultra de 6ª Generación en las diferentes uniones. ¿Y cómo suena la reencarnación del sistema de altavoces High End más famoso de la historia?
Pues divinamente, a la vista de los recursos empleados y, en paralelo, de la experiencia acumulada por quienes lo concibieron en los 13 años transcurridos desde que se retiró del mercado el antes citado System 8. Concretemos un poco: hablamos de progresos tangibles en cada uno de los parámetros habituales a la hora de valorar una caja acústica de referencia, desde la curva tonal (en las diferentes las gamas de frecuencias que conforman el espectro de audio) y la capacidad de análisis de microinformaciones hasta la dinámica y la presentación espacial.
Hay que subrayar que la armonización entre los dos bloques exhibe una continuidad asombrosa, hasta el punto de que, en línea de lo que sucedió los ocho WATT/Puppy originales, la sensación de estar ante una configuración de tres vías, y además con una curva de respuesta en frecuencia subjetiva casi perfecta, es absoluta. ¡No nos cabe ninguna duda de que David Wilson debe contemplar este fabuloso trabajo con la mayor de las satisfacciones!
