Al legendario fundador de Wharfedale, Gilbert Briggs, le hubiera gustado ver que en pleno tercer milenio los productos de su marca siguen teniendo mucho que aportar en el contexto de un mercado extremadamente competitivo. En su condición de actual modelo de más alto nivel de Wharfedale, la columna sintetiza magistralmente todo lo que se puede pedir a una caja acústica sin compromiso con el añadido de un precio imposible de asumir por muchos de los competidores de la firma británica.
Porque la apabullante presencia física –con unos acabados dignos de un producto dos veces más caro- de la Elysian 4 es sólo la antesala de una musicalidad que conecta a la perfección con la naturalidad, el equilibrio y la calidez tradicionalmente asociados al mejor sonido británico, a la vez que debidamente puestos al día para satisfacer las exigencias dinámicas del audio digital “Hi-Res” más avanzado.
Casi 90 años al servicio de la excelencia sonora con vocación democrática.
Como en todo, para entender la filosofía de una empresa no hay nada mejor que sumergirse en su historia, en especial cuando ésta es particularmente larga y ha sido muy fructífera. En el caso del audio doméstico de alta calidad, pocas marcas pueden vanagloriarse de haber hecho tanto y tan bueno para poner la emoción de la música en nuestros hogares como la británica Wharfedale, uno de los máximos y más genuinos representantes de lo que durante décadas se denominó “sonido inglés”, término debidamente actualizado en las últimas décadas como “sonido británico”.
Fundada, como apuntábamos anteriormente, en 1932 por Gilbert Briggs (que construyó su primera caja acústica en la bodega de su casa) Wharfedale, inicialmente Wharfedale Wireless Works, se distinguió desde el principio por su carácter innovador, como demuestra el hecho de que en 1933 puso a punto una pequeña factoría para fabricar los altavoces de sus cajas acústicas y que durante la Segunda Guerra Mundial construyera nada menos que 40.000 transformadores para Marconi. En 1948 Gilbert Briggs publicó un libro titulado “Loudspeakers: The Why and How of Good Reproduction” en el que detallaba sus reflexiones sobre lo que pronto se conocería como reproducción sonora en Alta Fidelidad. Wharfedale ya era uno de los número uno británicos del audio, hasta el punto de que en la década de los 50’ del siglo pasado demostró algunos de sus productos en localizaciones tan carismáticas en el mundo de la música como el Royal Festival Hall de Londres y el Carnegie Hall de Nueva York.
Las décadas de los 60’, 70’ y 80’ vieron el nacimiento de una marca propulsada por la investigación al máximo nivel, condición que se ha mantenido hasta nuestros días y que en los últimos años ha hecho posible la creación de uno de los catálogos de cajas acústicas más completos y competitivos (por su excepcional relación calidad/precio) del mercado mundial.
Elysian 4: palabras mayores en excelencia y relación calidad/precio.
La premisa que hay detrás del extraordinario producto que protagoniza el presente Blog es que la gama a la que pertenece, de nombre Elysian, es el fruto del proyecto de investigación y desarrollo más ambicioso acometido por Wharfedale en sus casi 90 años de historia. Y con un objetivo muy claro: preservar todo aquello que los audiófilos han admirado del “sonido británico”, como por ejemplo la calidez, la sensación de intimidad, la ausencia de fatiga auditiva y una respuesta en frecuencia libre de coloraciones, y combinarlo con cualidades que valoran los audiófilos de hoy en día, caso de la capacidad de extraer los más mínimos detalles, la espaciosidad, la tridimensionalidad de la imagen sonora y la ausencia de coloraciones del recinto.
Modelo superior de la gama Elysian, y por extensión el modelo de más alto nivel comercializado actualmente por Wharfdale, la Elysian 4 es una una estilizada columna cuya presencia física y elegancia le permiten competir de tú a tú con realizaciones por lo menos dos veces más caras gracias a la espectacular potencia industrial y tecnológica de IAG Group Ltd., la empresa matriz de Wharfedale. En definitiva, que ya de entrada estamos ante un producto que lleva al ámbito del High End la sensacional relación calidad/precio que caracteriza a las series más populares de Wharfedale.
Tecnología de última generación 100% Wharfedale.
En lo que concierne a su configuración electroacústica, la Elysian 4 utiliza un sistema bass-reflex de 3 vías y 4 altavoces que le permite brillar tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo y por lo tanto formar parte de sistemas muy ambiciosos. Dos son los elementos de ingeniería más relevantes de la Wharfedale: el sistema de carga de graves y el transductor de agudos, sin que, por supuesto, ello desmerezca lo más mínimo al resto. El primero de dichos elementos es la versión más avanzada del exclusivo puerto de emisión inferior “Slot Loaded Profiled Port” (SLPP) de Wharfedale, que, al contrario de lo que sucede en otros sistemas de carga reflex, hace que la onda posterior emitida por cada uno de los dos woofers de la Elysian 4 no sea desperdiciada sino reenviada a la sala de escucha.
Pero más importante aún es que se suprimen los efectos perniciosos –en especial los soplidos generados por turbulencias- que se producen en los puertos bass-reflex convencionales al salir de manera abrupta al exterior el aire contenido en los mismos. Para ello, en el SLPP los dos extremos del conducto réflex están ensanchados con un reborde semiparabólico para linealizar el flujo de aire que circula a través del mismo, siendo a continuación la energía de graves dirigida a una ranura que ocupa todo el perímetro de la base de la caja acústica que ha sido diseñada para nivelar la presión interna del recinto con la de la sala de escucha. En lo que respecta a los altavoces empleados, montan un cono de 220 mm fabricado en fibras de vidrio entrelazadas, revestido con un compuesto de alta plasticidad que le proporciona un elevado nivel de amortiguamiento. En el altavoz de medios encontramos una configuración prácticamente idéntica, aunque en este caso con un cono de 150 mm equipado con un modificador de dispersión central de geometría especial que linealiza la emisión acústica.
La Elysian 4 se completa con otra innovación tecnológica clave: un tweeter AMT –siglas de “Air Motion Transformer” o “Transformador de Movimiento de Aire”- que destaca por mover el aire de una manera muy diferente a la de un tweeter de cúpula convencional, gracias al uso de un diafragma plegado de grandes dimensiones y muy baja masa que es excitado a lo largo de toda su superficie por hileras de imanes estratégicamente dispuestos, un esquema muy eficiente y que también resulta extremadamente preciso al estar el mencionado diafragma férreamente controlado en todo momento por el motor magnético. Del AMT hay que destacar asimismo un aspecto muy significativo: su complejidad física, lo que nos lleva de nuevo a las economías de escala que sólo marcas de la envergadura de Wharfedale se pueden permitir. La Elysian 4 se completa con un filtro divisor de frecuencias ejecutado con componentes de grado audiófilo y una construcción (el recinto está constituido por paneles compuestos por chapas de diferentes tipos de madera dispuestas en una especie de “multi-estructura” sándwich) y unos acabados que, como decíamos anteriormente, pueden competir sin complejos con los de cajas acústicas dos veces más caras.
Un sonido para quienes buscan algo muy especial.
La respuesta en frecuencia de 30-22.000 dentro de un margen de +/-3 dB anunciada por Wharfedale para la Elysian 4 significa que estamos ante una caja acústica con una curva tonal prácticamente perfecta, a la vez que sus 92 dB de sensibilidad y una impedancia nominal de 8 ohmios (mínima de 4 ohmios) sugieren que estamos ante una caja acústica relativamente fácil de atacar.
Pero, por otro lado, la condición de producto de excepción que acompaña a la Elysian 4 invita a asociarla con productos de su mismo nivel, motivo por el que la escuchamos en compañía de un reproductor digital Marantz SA-10, un amplificador integrado estereofónico PM-10 de la misma marca y un giradiscos Pro-Ject Classic EVO con cápsula fonocaptora de bobina móvil Ortofon Cadenza Red, estando todo el conjunto interconectado con cables Transparent Super de 5ª Generación. Tanto en analógico como en digital, la primera seña de identidad que apreciamos en el sonido de la Elysian 4 es la naturalidad extrema, con toneladas de matices pero sin la más mínima aspereza de las voces, fruto sin duda de la perfecta integración (aquí la circuitería de filtrado también tiene mucho que ver) del tweeter AMT y el altavoz de medios.
A ello se une la extensión y precisión de unos los graves que en todo momento están perfectamente controlados como consecuencia del esquema de carga inferior empleado. Un control que por otro lado conecta con otro de los puntos fuertes de la Elysian 4 en el ámbito práctico: su facilidad de ubicación, al no depender la respuesta en graves de, por ejemplo, a la distancia a una determinada pared. La guinda de la Elysian 4 la ponen una dinámica y una espaciosidad casi “americanas” que se adaptan como anillo al dedo a las exigencias de las grabaciones “Hi-Res” más cuidadas.
