Han transcurrido ya más de seis décadas desde que vio la luz por vez primera –en el año 2013 celebró por todo lo alto el 60º aniversario de su fundación- pero la excitante realidad es que Marantz, nacida estadounidense y hoy japonesa, sigue siendo fiel a la premisa que la hizo posible: “Because music matters” (“Porque la música importa”).
logrado superar el medio siglo de historia, y menos aún son las que han conseguido mantenerse en la “primera división”: Marantz es una de ellas gracias a un compromiso con la excelencia que atrajo desde el primer momento a ingenieros con talento y pasión, ingenieros que consiguieron crear productos entre los que figuran referencias que, varias décadas después, siguen un objeto de deseo como consecuencia de sus excepcionalidades cualidades sonoras.
Como sucede en las grandes historias empresariales, la chispa que hizo posible Marantz fue el combinado único de pasión, curiosidad, talento y decisión de un personaje también único: Saul Bernard (“B.”) Marantz. Nacido en Nueva York el 7 de Julio de 1911 y fallecido el 16 de Enero de 1997, Saul Bernard Marantz será recordado para siempre por los amantes de la reproducción sonora sin compromiso como uno de los genuinos padres fundadores de la Alta Fidelidad y uno de los iconos irrepetibles de una industria obligada periódicamente a reinventarse a sí misma. El interés de Saul B. Marantz por la electrónica despertó durante su juventud, que transcurrió en el barrio neoyorquino de Brooklyn, a la vez que su condición de músico aficionado le convirtió en un apasionado de la guitarra y el cello. Entre sus aficiones declaradas figuraron también la fotografía y el coleccionismo de obras de arte chino y japonés… no en vano trabajó como diseñador industrial/gráfico “free lance” en el mundo de la publicidad.
La pasión del fundador de Marantz por la música era tal que en sus horas libres se dedicaba a construir aparatos electrónicos dedicados a la reproducción de discos de 78 RPM. Esto nos lleva a 1948, año en que la compañía estadounidense CBS impuso la grabación de larga duración (“Long Play” o LP) y, con ella, el despegue definitivo del disco de vinilo; también, por encima de todo, la disponibilidad para el gran público de un formato capaz de permitir la escucha de música de alta calidad en el hogar. La Alta Fidelidad acababa de nacer
En 1951, Saul B. Marantz empezó a fabricar el Audio Consolette –un preamplificador monofónico a válvulas cuyo nombre original era Model 1- sin ningún tipo de interés comercial: el fundador de Marantz era un gran fanático de los recientemente nacidos discos de vinilo y, en principio, puso a punto el aparato en cuestión sólo para uso propio. Sin embargo, el Audio Consolette empezó a ganar renombre entre el círculo de amigos de Saul. B. Marantz y éste empezó a fabricarlo bajo pedido. En cierto modo, se puede decir que el primer Marantz tenía algo de visionario por cuanto incorporaba una entrada dedicada exclusivamente a la conexión de un televisor.
En 1952, el Audio Consolette se comercializaba oficialmente por un precio –mueble incluido- de 155 dólares. Era compatible con nada menos que 36 curvas de ecualización para discos de duración estándar (SP) y larga (LP), incluía válvulas 12AX7 y 12AU7 y permaneció en el mercado hasta 1955. En 1953, Saul B. Marantz fundaba la Marantz Company en Long Island, Nueva York. Lo que viene a partir de aquí es un verdadero torrente de productos que marcaron época y que, en muchos casos, fueron considerados –para no pocos aficionados, ciertos modelos aún lo son- como insuperables desde el punto de vista sonoro.
Así, en 1954, vio la luz el previo monofónico con ecualización RIAA Model 1, mientras que en 1956 se comercializó la etapa de potencia monofónica de 40 vatios continuos (20 vatios en modo triodo) Model 2 (diseñada por Sydney Stockton Smith, cantante de ópera y esposo de violinista que al parecer tenía un talento natural para el diseño de componentes de audio).
En 1957 salían al mercado el filtro electrónico monofónico de 2 vías Model 3 y la fuente de alimentación Model 4, esta última equipada con un rectificador de selenio. Un año después llegan la etapa de potencia monofónica Model 5, el adaptador estereofónico Model 6 y el preamplificador estereofónico Model 7 (273 dólares con mueble incluido y equipado con seis válvulas ECC83/12AX7), mientras que en 1959 se comercializa la etapa de potencia estereofónica Model 8ª, más adelante mejorada en la forma de la Model 8B.
En 1960 ven la luz las legendarias etapas de potencia monofónicas a válvulas Model 9 y Model 9R, cuya sección de salida estaba formada por un esquema “push-pull” paralelo de válvulas 6CA7 que permitía disponer de 70 vatios en modo estándar y 40 en modo triodo.
Además, la Model 9 fue el primer producto de su clase que incluía un panel frontal, a la vez que un elaborado circuito de corrección de la fase y una fuente de alimentación en la que se combinaba un doble rectificador de tensión con diodos de silicio. Las válvulas empleadas eran dos 6DJ8/ECC88, una 6CG7 y cuatro 6CA7/EL34.
En 1961, el legendario creador de sintonizadores de radio Richard R. Sequerra entraba a formar parte del equipo de Marantz, siendo el primer fruto de esta colaboración el anuncio, en 1962, de un nuevo concepto en el que se utilizaba un tubo de osciloscopio para el indicador multi-trayecto/sintonía del prototipo del sintonizador de radio FM Model 10.
En 1963 se comercializa al precio de 650 dólares el sintonizador de radio FM a válvulas Model 10B, al que sigue el giradiscos con brazo tangencial SLT-12. En 1964 se produce el primer cambio de calado en la trayectoria empresarial de Marantz al ser ésta adquirida por la empresa estadounidense Superscope, lo que supondrá el paso de la válvula de vacío al estado sólido y, como consecuencia directa de ello, a una serie de productos más comerciales que permitirán expandir el potencial de la marca.
La irrupción del transistor (en concreto, el transistor bipolar de uniones o BJT) marcó el primer punto de inflexión, la primera revolución entendida como tal en la historia de la Alta Fidelidad, y Marantz, con su reconocido y permanentemente renovado espíritu visionario, supo entender de inmediato las potenciales ventajas del nuevo dispositivo de amplificación de “estado sólido” (“solid state”). Unas ventajas que, de entrada, se centraban en unas dimensiones mucho más compactas, una menor complejidad y fragilidad estructural y una menor disipación térmica.
Así, en 1965 salía al mercado el Model 7T, primer preamplificador a transistores de Marantz, al que en 1966 seguiría la etapa de potencia estereofónica Model 15 y, en 1967, el receptor de estado sólido Model 18.
En 1968 tiene lugar otro acontecimiento clave en la historia de Marantz: la dimisión de Saul Bernard Marantz como presidente.
A partir de aquí, el goteo de productos sigue siendo continuo aunque mucho más acelerado, con modelos tan relevantes como la etapa de potencia de 2x250 vatios continuos Model 500 (1973), los amplificadores integrados Model 1200B (1974) y Model 1250 (1976), las cajas acústicas HD-88 (1977), el sintonizador de AM/FM Model 2120, la etapa de potencia configurable en Clase A/AB SM-6 (1979), la fabulosa etapa de potencia SM1000 (1979) y el aristocrático y opulento giradiscos con fuente de alimentación separada TT-7 (1979).
También habría que destacar como dato significativo del creciente prestigio de Marantz que, en 1979, se pusieron a la venta las réplicas en kit Model 7K (previo), Model 88K (etapa de potencia a válvulas) y Model 9K (etapa de potencia a válvulas), una clara insinuación de que la leyenda de los Model 7/9 estaba ya en marcha.
En 1980, Marantz inició una fructífera relación con la multinacional holandesa Philips. Aquí se producirá la expansión definitiva de la marca al mercado de gran consumo, aunque manteniendo siempre su tradicional obsesión por la calidad sonora.
Realizaciones como el soberbio amplificador integrado PM-94 (1987), el en su momento absolutamente innovador ordenador de audio AX1000 (1991), el conjunto mecánica de transporte CD/procesador digital CD-94/CDA-94 (1987), el grabador de discos compactos CDR-1 (1991), el muy musical y asequible reproductor de discos compactos CD-63 (1993), la imponente etapa de potencia monofónica a válvulas Project T-1 (1995) o el extraordinario reproductor de SACD A-1 (1999) todavía permanecen en la memoria de los aficionados…
Todo ello sin olvidar las réplicas de los modelos 7, 8B y 9 comercializadas en edición limitada en 1995 y que proporcionaron a los incondicionales de Marantz una ocasión única para hacerse con unas electrónicas de musicalidad incuestionable que combinaban los componentes y las topologías circuitales de los modelos originales con las ventajas de una calidad constructiva y unos acabados muy superiores.
Fiel al espíritu de su fundador, Marantz apuesta fuerte por la tecnología más avanzada tanto en la vertiente analógica como en la digital: ahí están los sofisticados, imitados, musicales y siempre vigentes módulos de amplificación hiperdinámica (HDAM) incorporados en un número creciente de modelos (fuentes, amplificadores, reproductores de música en red) o la topología de realimentación por corriente. A su vez, la aparición de diseños especiales firmados por el “Brand Ambassador” de la marca, el admirado y ya legendario ingeniero japonés Ken Ishiwata (“KI”), la convirtió en uno de los iconos indiscutibles del High End asequible a escala planetaria y en la compañía a imitar por sus competidores.
En el año 2001, Marantz Japón adquirió la marca Marantz y los derechos de comercialización mundial de la misma a Philips.
Coincidiendo con la consolidación del DVD y la irresistible expansión del Cine en Casa, la compañía amplió sus horizontes al A/V y los dispositivos de visualización de imágenes, a la vez que comercializó modelos para audio “puro” tan excepcionales como el preamplificador SC-7S1 y los bloques de potencia monofónicos MA-9S1, mejorados más adelante por sendas versiones evolucionadas (“S2”) que corroboraron la posición y el empuje de Marantz en el ámbito del mejor High End A la segunda mitad de la primera década del nuevo milenio pertenecen también una serie de productos que demostraron la capacidad de la firma fundada por Saul B. Marantz para ofrecer soluciones exquisitas en términos de sonido apoyadas por un diseño cada vez más vanguardista y, por supuesto, la mejor ingeniería.
A la segunda mitad de la primera década del nuevo milenio pertenecen también una serie de productos que demostraron la capacidad de la firma fundada por Saul B. Marantz para ofrecer soluciones exquisitas en términos de sonido apoyadas por un diseño cada vez más vanguardista y, por supuesto, la mejor ingeniería.
El tiempo se ha encargado de demostrar que el planteamiento de estas categorías de producto fue tan afinado que conectó con un amplio espectro de consumidores para los que, por encima de todo, ya sea en estéreo o en multicanal, “la música importa”.
Así, por ejemplo, a finales de 2013 vieron la luz el amplificador integrado PM6005 y el reproductor de discos compactos CD6005, a la vez que los receptores audiovisuales “SR” se encuentran ya en su octava generación (con lo último en sonido envolvente multicanal de alta resolución y con funciones cada vez más demandadas por los fanáticos del cine como la capacidad de gestión de señales de ultra-alta definición o 4K).
Las fuentes audiovisuales se han tornado universales, con modelos tan completos como los recordados y opulentos UD8004 y UD9004 y el novísimo UD7007, mientras que la presencia de Internet se deja ver no sólo como complemento a productos como los receptores de A/V de última generación, sino en realizaciones tan exclusivas como el reproductor de música en red NA-11S1, perteneciente a la gama “Premium” y considerado unánimemente como el producto de su clase más musical del mercado; “streaming” High End en estado puro con la impronta de Marantz.
Haciendo un guiño a las nuevas tendencias en el disfrute de música grabada y, a la vez, homenajeando al diseño más icónico de su fundador, Marantz comercializa también el fascinante sistema de audio compacto con conexión a Internet con y sin cables Consolette, nacido expresamente para otorgar su carta de nobleza al sonido informal del audio digital de última generación.
Todo ello, por supuesto, sin descuidar los ultracompactos, sofisticados y seductores Memody Media y Melody Stream, convertidos por méritos propios en la puerta de entrada al universo de Marantz para las nuevas generaciones de usuarios crecidas al calor de Internet. Encaminada con paso firme a su séptima década de existencia, la obra de Saul B. Marantz rebosa hoy, en plena era de Internet y del sonido digital sin límites, de más vitalidad que nunca, “Porque la música importa”.