
Audiófilo, sofisticado, ultracompacto y asequible.
Presentado en el mismo formato que el celebrado amplificador de auriculares con USB-DAC incorporado HD-DAC1, el Marantz HD-AMP1 es la continuación lógica de un renacimiento que han celebrado muchos amantes del sonido y el diseño de alta calidad. En esencia un amplificador integrado de grado audiófilo, el HD-AMP1 incluye también funcionalidad USB-DAC, y, además, actualizada, para convertirse en una propuesta que, a su precio, tiene ahora mismo muy pocos competidores.
Estamos sin lugar a dudas ante un producto que constituye una síntesis absolutamente lograda entre refinamiento “lifestyle” -dimensiones compactas incluidas- y ese sonido inconfundible destinado a aquellas personas para las que, como tanto le gusta decir a Marantz, “la música importa”.
Espíritu MusicLink renacido… de la mano de Ken Ishiwata
A los aficionados más jóvenes apenas las sonará, pero quienes a principios de los noventa estaban interesados en la reproducción sonora de alta calidad, la irrupción en el mercado de una serie de componentes de aspecto lujoso, formato compacto, precio razonable y tecnología y sonido inequívocamente High End firmados por Marantz y con el nombre MusicLink, revolucionó muchos planteamientos establecidos. El motivo era muy simple: en aquel entonces, ese “sonido superior”, más “musical”, que constituía la razón de ser del audio High End, un segmento del mercado de la electrónica de consumo que en aquel entonces estaba empezando a tener entidad propia, era patrimonio exclusivo de productos grandes, pesados, poco “amables” con su entorno y, por supuesto, caros.
Marantz, que ya llevaba cuatro décadas en la primera división del audio y su propiedad estaba ya en manos niponas, dio la campanada con unas electrónicas que a la búsqueda de la máxima calidad sonora al mejor precio sumó un “look” muy atractivo y decididamente avanzado para la época. Los cambios que pocos años después hubo en el mercado, con el espectacular auge del Cine en Casa, hicieron que el espíritu de los MusicLink perviviera en productos más asequibles, hasta que el renacimiento del interés por la Alta Fidelidad los ha vuelto a situar en el punto de mira de las nuevas generaciones de consumidores. De ahí la comercialización del HD-DAC1, en principio un “accesorio” para puristas destinado a potenciar la escucha con auriculares, que, con el auge de los dispositivos portátiles de alta calidad, lleva varios años viviendo una auténtica explosión. El éxito del HD-DAC1 llevó a Marantz a dar el siguiente paso: crear un producto estética y conceptualmente idéntico destinado a otra aplicación igual de lógica, es decir, la amplificación a la manera convencional para atacar cajas acústicas de alto nivel… sin, por supuesto, descuidar la funcionalidad USB-DAC. Y así llegamos, algo más de un año después, al HD-AMP1, que bajo los auspicios del infatigable y siempre imaginativo Ken Ishiwata, aporta novedades significativas a los productos de espíritu audiófilo de Marantz. A nivel externo, nos encontramos casi con un “clon” del HD-DAC1, con el que comparte formato y un panel frontal de aluminio sólido soportado por una placa inferior de doble capa, a lo que se suman los característicos paneles laterales de madera con estética retro y un punto de lujo muy atractivo. La información relativa al nivel de volumen, la entrada seleccionada, la resolución y otros parámetros se muestran en el estilizado visualizador de funciones con la característica forma de ojo de buey de Marantz dentro del contexto de un diseño marcadamente minimalista.
Entrando ya en los detalles técnicos, señalemos que la potencia de salida del HD-AMP1 es de 70 vatios continuos por canal sobre 4 ohmios, lo que le permite manejar sin problemas un amplio espectro de cajas acústicas gracias a una fuente de alimentación muy estable y a la tradicional tecnología de realimentación de corriente exclusiva de Marantz. Por otro lado, un doble reloj de sincronismo y un circuito de filtrado ejecutado con componentes discretos que acompaña al convertidor D/A -equipado con los reputados módulos de preamplificación HDAM SA-2 y SA-3 de Marantz- permiten “afinar” la calidad sonora tanto con grabaciones convencionales como de alta resolución. Pero los atributos del HD-AMP1 no se terminan aquí, porque en su sección digital encontramos nada menos que un convertidor D/A de grado audiófilo y alta corriente SABRE con capacidad de procesado de 32 bits/384 kHz y apoyado por el exclusivo esquema “Musical Digital Filtering” de Marantz (MMDF), inspirado por tecnologías de nivel audiófilo que fueron incorporadas en el magnífico reproductor de música en red NA-11S1. En el caso del HD-AMP1, el MMDF se materializa en dos curvas de filtrado digital seleccionables que facilitan la adaptación de la restitución a diferentes gustos musicales, manejando cada una de ellas los detalles más minuciosos y cuidando especialmente la señal digital de audio con el fin de optimizar las posibilidades sonoras los nuevos archivos multimedia.
Del HD-AMP1 hay otro elemento de diseño que merece ser destacado por todo lo alto: su condición de primer componente de Alta Fidelidad jamás creado por Marantz que incorpora un amplificador conmutado, es decir, basado en el principio de funcionamiento en Clase D. Hasta hora, los amplificadores conmutados (mal llamados “digitales”) mostraban ciertas limitaciones que no los hacían aceptables para que ingenieros tan exigentes como los de Marantz los utilizaran en un producto “premium” para aplicaciones de Alta Fidelidad. Sin embargo, con el HD-AMP1 las cosas han cambiado al combinarse en el mismo la exclusiva tecnología HDAM de la firma japonesa, el concepto de amplificador conmutado y un bucle de realimentación global para garantizar unas prestaciones consistentes a lo largo de un extenso repertorio de cajas acústicas, sin que ello comporta aumentar las dimensiones del sistema de alimentación o del aparato (cuyo peso no llega a 6 kilos). Del HD-AMP1 también hay que destacar, pese a que se da por supuesto en un producto con funcionalidad USB-DAC, su generosa conectividad, con entradas digitales coaxiales y ópticas, como también un puerto USB-B, para que el usuario pueda enviar música directamente desde un PC o Mac, así como conectar otras fuentes digitales. Por su parte, los dispositivos “i” de Apple también pueden conectarse vía puerto USB del panel frontal. El puerto USB-B funciona en modo asíncrono para soportar tanto audio de alta resolución a 32 bits/384 kHz como grabaciones en DSD nativo a 2’8 MHz, 5’6 MHz e incluso 11’2 MHz. Como es norma en Marantz, el HD-AMP1 incorpora un aislamiento intensivo alrededor de la entrada USB-B a fin de eliminar posible ruido de alta frecuencia generado por la señal enviada al mismo por el ordenador. Ya para finalizar, destaquemos la excepcional calidad constructiva y la versatilidad de los terminales de conexión a cajas, enteramente metálicos diseñados y fabricados a medida para Marantz (su nombre es SPKT-1) y que se añaden al pequeño ejército de detalles del HD-AMP1 que marcan la diferencia.
Un sonido “líquido”, espacioso y con un magnífico equilibrio tonal
En compañía de una pareja de cajas acústicas Tannoy Revolution XT6 y nuestro ya imprescindible ordenador portátil Mac Pro, todo ello unido con cableado Van den Hul (USB en digital), el HD-AMP1 demuestra con autoridad que la espera ha valido la pena. La primera sensación interesante que provoca el Marantz es la facilidad con que fluye el sonido, debido en parte a que el fabricante ha optado por optimizar la potencia de salida y dar prioridad a la calidad absoluta por encima de la cantidad y a la sabiduría de la configuración –Clase D exclusiva, módulos HDAM- empleada.
Es evidente que la sección de entrada va muy relajada, lo que se traduce en una amplificación de tensión tan precisa como generosa y una de potencia en la que las asperezas asociadas al uso de configuraciones poco “musicales” brillan por su ausencia. En estas coordenadas, no sorprendente en absoluto que el HD-AMP1 exhiba un músculo imponente, porque sus aparentemente “tímidos” 70 vatios continuos por canal sobre 4 ohmios literalmente “rugen” cuando, por ejemplo, se reproducen nuestras habituales sinfonías de Mahler. Además, el control de la situación es absoluto, en línea con el de las grandes electrónicas de la propia Marantz, a la vez que los graves exhiben un cuerpo y un control que nos recuerdan a las realizaciones de la recordada Serie Reference. Por otro lado, la impresionante banda pasante –que permite que los archivos de muy alta resolución se puedan reproducir sin la más mínima pérdida de linealidad y con una aireación excepcional- del HD-AMP1 provoca como interesantísimo “efecto colateral” una espacialidad que hace que las grandes formaciones orquestales fluyan con la facilidad propia de máquinas mucho más opulentas. Lógicamente, los límites los pone la sala de escucha, pero, desde luego, con una de dimensiones más o menos estándar -20 ó 25 metros cuadrados- y en compañía con unas cajas acústicas como las Revolution XT8 de Tannoy, el HD-AMP1 deslumbra, y, además, en todos los ámbitos porque es francamente precioso, está fantásticamente construido y usarlo es una gozada.